25 abr. 2024

El país donde nadie quiere ser ministro

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

En un arranque de honestidad brutal durante un acto en San Pedro, el presidente Mario Abdo Benítez respondió ayer a los periodistas que le preguntaron si cambiaría a los ministros de su gabinete: “Nadie quiere ser ministro de un Gobierno que se puede ir la otra semana.”

El mandatario, que últimamente se ha vuelto muy locuaz con la prensa, confirmó de esta manera lo que ya sabíamos por versiones de sus propios colaboradores en Palacio: que ha ofrecido la titularidad de importantes ministerios a varios expertos, en un intento por poner gente de mejor perfil y descomprimir la crisis política que se mantiene desde hace semanas, pero todos le han respondido: “¡No, gracias!”.

El caso más patente es el del Ministerio de Hacienda, donde el controvertido ministro Benigno López –hermano del jefe de Estado– se ha convertido en una de las figuras más cuestionadas y resistidas por la ciudadanía, con denuncias de presuntos casos de corrupción e incluso acusaciones de haber intervenido en el supuesto negociado de intentar vender la energía excedente de Itaipú que corresponde al Paraguay a una empresa vinculada a la familia del presidente brasileño Jair Bolsonaro. Aunque Benigno niega haber incurrido en tales acciones, el 6 de agosto puso su cargo “a disposición del presidente” y se daba como un hecho su salida, pero el mandatario no encontró a nadie con solvencia dispuesto a reemplazarlo.

Se sabe que Marito ofreció el cargo a varios ex ministros de Hacienda, empezando por el gran gurú del sector, el respetado economista Dionisio Borda, quien fue ministro de Hacienda del gobierno de Nicanor Duarte Frutos (de 2003 a 2005) y luego del gobierno de Fernando Lugo (de 2008 a 2012), a quien muchos consideran como el que sentó las bases para construir el periodo más estable y creciente de la economía paraguaya. Según dicen, Borda fue el primero en contestar: “No, gracias!”.

Se sabe que propuso el cargo a otros ex ministros, seguidores de la llamada “escuela Borda”, pero también dijeron que no, incluyendo al economista rockstar Santiago Peña, ex ministro de Hacienda del Gobierno de Horacio Cartes y ex pre-candidato presidencial colorado, a quien Marito derrotó en las internas. Peña confirmó que le consultaron regresar a Hacienda, pero también él respondió: “¡No, gracias!”.

Llamativa y curiosa situación. En un país en donde habitualmente muchos políticos o técnicos estarían dispuestos a sacarse los ojos por un cargo de ministro, o de embajador, o de director de ente estatal, de pronto todos dicen “¡No, gracias!”.

Se les puede entender. Hubo un presidente de la ANDE, Alcides Giménez, que duró solo una semana en el cargo, en sustitución del ingeniero Pedro Ferreira. Tuvo que ser nuevamente renunciado tras conocerse que también tuvo que ver con la cuestionada acta secreta con Brasil. Quien lo iba a reemplazar, el ingeniero Félix Sosa, fue designado nominalmente, pero antes de que salga el decreto de su nombramiento ya fue otra vez cambiado cuando se supo que la famosa acta también pasó por sus manos. ¡Maldita acta!

Ahora Marito insiste en que el país necesita tranquilidad y estabilidad, y que para eso requiere apartar la espada de Damocles del juicio político que pende sobre su cabeza. Lo que probablemente cuesta entender es que la estabilidad o tranquilidad no se consigue con impunidad. Someterse a su otrora adversario, el ex presidente Horacio Cartes, le dará la certeza momentánea de que no habrá votos suficientes para un juicio político en su contra y la del vicepresidente Hugo Velázquez, pero difícilmente podrá apagar la llama de la indignación ciudadana y los reclamos hasta que el escándalo del acta entreguista sea debidamente aclarado y los culpables sancionados.

Encubrir de un modo tan evidente la maniobra del vicepresidente en el intento de negociado suena a abierta complicidad y lleva a que se entienda claramente por qué el Paraguay se ha convertido en este país donde nadie quiere ser ministro.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.