Hace 50 años, cuando el filme llegó a los cines, fue un éxito inmediato y se formaban largas colas para entrar las salas, tanto que en Los Ángeles los estudiantes de la universidad de UCLA cobraban 5 dólares por mantener el puesto en la fila. Una de las muchas anécdotas de una película mítica, dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Marlon Brando y Al Pacino.
El filme fue producido por Paramount después de que uno de sus productores, Peter Bart, comprara los derechos cinematográficos de la novela El Padrino, de Mario Puzo, cuando era únicamente un boceto de 20 páginas. El jefe del crimen organizado Joe Colombo y su organización, la Liga Ítalo-Americana de Derechos Civiles, iniciaron una campaña para impedir el rodaje de la película.
VENENO PARA LA TAQUILLA. Puzo escribió una carta personal a Marlon Brando, diciéndole que era la única persona que podía interpretar al Don Vito Corleone, pero en la Paramount pensaban que el actor era veneno para la taquilla y no lo querían.
Al final fue el elegido después de descartar a un buen número de conocidos actores de aquella época, como Laurence Olivier, George C. Scott, Ernest Borgnine o Anthony Quinn.
También se barajaron muchos nombres para el papel de Michael, el hijo adorado del Padrino, que interpretó un jovencísimo Al Pacino (tenía 21 años). Antes que en él, se pensó en Warren Beatty, Dustin Hoffman, Jack Nicholson, Robert Redford o Robert De Niro.
Al Pacino ganó solo 35.000 dólares por protagonizar la película, lo mismo que James Caan y Diane Keaton, y 1.000 dólares menos que Robert Duvall. Según la revista EW, Brando se llevó 250.000 dólares y un porcentaje de los beneficios.
En concreto, la duración es de 2 horas y 55 minutos, aunque a Coppola se le había pedido que no superara las 2 horas y 15 minutos. Cuando presentó el montaje inicial, la productora consideró que era apenas un tráiler y le permitió alargarla casi una hora.
LA VOZ DE BRANDO. Cuando empezaron los ensayos, Coppola decidió que el reparto principal se reuniera a comer en familia interpretando sus personajes, para establecer la jerarquía de los roles familiares en la historia. Los abuelos maternos de Al Pacino emigraron a América desde Corleone (Sicilia), al igual que Vito Corleone.
Brando sacó la voz de Vito Corleone imitando la del mafioso real Frank Costello. Y quería que su personaje pareciera un bulldog, así que se rellenó las mejillas con algodón para la audición y luego utilizó una prótesis para el rodaje.
La película se rodó en 120 localizaciones de Nueva York y sus alrededores. Y el exterior de la casa del productor Jack Woltz era la de William Randolph Hearst en Beverly Hills.
COLORIDO ÚNICO. El director de fotografía Gordon Willis dijo que el colorido de la película era como el de una fotografía de periódico con los colores defectuosos y se aseguró de que ese aspecto distintivo se conservase en el negativo mediante una técnica de exposición fotoquímica. Algo que provocó un tremendo deterioro en el negativo, que ahora ha sido restaurado en su totalidad.
La primera escena del filme era la de la boda de Connie, la hija del Padrino. Se tardó cuatro días y se contrató a 350 extras. Otra escena emblemática es la de la muerte de Sonny Corleone, la más violenta rodada hasta ese momento. James Caan llevaba 127 dispositivos detonadores llenos de sangre para simular el impacto de las balas y el coche tenía más de 200 agujeros con detonadores previamente perforados.
Muchos miembros de la familia de Coppola participaron en el filme. Talia Shire (su hermana), interpretó a Connie Corleone; Italia Coppola (su madre) hizo de extra; Carmine (su padre) interpretó al pianista en la secuencia del colchón y compuso la música para esa escena. Sus hijos Sofía, Gian-Carlo y Roman eran los niños del bautizo del hijo de Connie.
Marlon Brando y Robert De Niro son los dos únicos actores que han ganado un Oscar por interpretar exactamente al mismo personaje, Vito Corleone, en The Godfather y The Godfather. Part II.
En 1990 The Godfather fue incluida en el Registro Nacional de Películas de EEUU de la Biblioteca del Congreso, al ser considerada “cultural, histórica o estéticamente significativa”.