Belogzalov ha ofrecido un concierto dentro del ciclo “Inaudito” que organiza el Ayuntamiento de Logroño en el Cubo del Revellín, una fortaleza defensiva construida en el siglo XVI que tiene una acústica muy particular, debido a su espectacular bóveda de sillería.
La armónica de cristal está formada por copas de diferentes tamaños y diámetros, que se llenan con agua caliente, para después frotar sus bordes con las yemas humedecidas, lo que produce diferentes sonidos.
El invento de este instrumento se atribuye al irlandés Richard Pockrich en 1741, que lo ingenió como una manera de llevar la música a las iglesias en las que no cabía el tradicional órgano.
Konstantin Beloglazov llegó a España desde su ciudad natal de Lipezk (Rusia) para formarse de forma autodidacta en esta técnica, que permite extraer del cristal sonidos “suaves y a la vez fuertes, enlazados con una unión melódica”, según ha explicado este músico a los periodistas.
En su repertorio incluye canciones de los compositores Rachmaninov, Tchaikovsky y Bach, además de canciones típicas rusas y alguna pieza española de Joaquín Rodrigo.
Hay algunas partituras que no se pueden adaptar a este instrumento, por lo que este músico escoge aquellas en las que el cristal permite sacar todo el colorido a la melodía.
Tras formarse en el conservatorio, este intérprete ruso decidió trasladar todo lo que había aprendido con el acordeón a la armónica de cristal, de modo que solo tuvo que cambiar las teclas de su instrumento por las copas.
El interior del Cubo del Revellín, donde la temperatura es de unos ocho grados, tiene una cúpula que permite sacar a este original instrumento una sonoridad muy peculiar.
Rebeca Palacios.