AFP
PEKÍN
Los presidentes de Estados Unidos y China intentaron acercar posturas este jueves en el marco de una guerra comercial iniciada por Washington, que impacta en sus economías y genera graves turbulencias a nivel mundial. El líder asiático, Xi Jinping, instó a su par estadounidense, Donald Trump, a “corregir el rumbo” de las relaciones bilaterales, en una llamada telefónica que el mandatario estadounidense valoró positivamente.
ELIMINAR INTERFERENCIAS. La llamada –la primera anunciada públicamente desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero– se produjo después de que Pekín y Washington se acusaran mutuamente de poner en peligro un acuerdo de tregua sellado en Ginebra el mes pasado.
“Corregir el rumbo del gran barco de las relaciones chino-estadounidenses requiere que lo gobernemos bien y que establezcamos su dirección, sobre todo para eliminar todo tipo de interferencia e incluso destrucción”, declaró el jefe de Estado chino, según unas citas reproducidas por la agencia estatal de noticias Xinhua.
Además, se declaró abierto a que su par estadounidense visite China.
Por otro lado, Xi Jinping pidió a Donald Trump que trate la cuestión de Taiwán “con cautela” para evitar un “conflicto”, según la misma fuente.
También llamó a Washington a “retirar las medidas negativas tomadas contra China”.
CONCLUSIÓN POSITIVA. El presidente estadounidense, por su parte, aseguró que la conversación, que duró cerca de hora y media, acabó con una “conclusión muy positiva”. Donald Trump anunció en su red social Truth Social que sus equipos comerciales y los de Xi Jinping se reunirán “pronto” para hablar sobre los aranceles, en un lugar aún por definir. Según él, “no deberían” quedar flecos sueltos sobre el acceso a las tierras raras chinas, un escollo importante en las relaciones entre ambos países.
El presidente estadounidense, que confirmó que Xi lo había “amablemente” invitado a viajar a China junto a su esposa, Melania, subrayó que él le correspondió y también invitó a Xi a Estados Unidos.
El tono del imprevisible multimillonario republicano cambió radicalmente respecto a sus furibundos comentarios de la semana pasada, cuando acusó a Pekín de no respetar el acuerdo de tregua comercial negociado en mayo.
Los dos mandatarios hablaron “a petición” de Donald Trump, indicó Xinhua.
La cuestión de quién está en posición de fuerza, si EEUU o China, es altamente sensible para el presidente norteamericano que, según señalan en tono burlón sus oponentes demócratas, tuvo que dar marcha atrás varias veces en la guerra arancelaria.
MÁS CONFLICTO. Pero las disputas entre Pekín y Washington van mucho más allá del comercio. Las dos superpotencias también están enfrentadas por el trato dado a los estudiantes chinos inscritos en universidades estadounidenses; el tráfico del fentanilo, las relaciones con Taiwán, la alta tecnología o las tensiones en el mar de China meridional.
El acuerdo alcanzado en Ginebra prevé una pausa de 90 días y permitió poner freno a una escalada arancelaria que llevó a Pekín a imponer tarifas aduaneras del 125% a los productos estadounidenses; y a Washington, tasas del 145% a los bienes chinos. Pekín y Washington habían aceptado reducir provisionalmente sus recargos aduaneros al 30% y al 10% respectivamente.
Washington prohíbe acceso a ciudadanos de 12 países
El presidente Donald Trump decidió prohibir la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de 12 países para protegerlo, según él, de “terroristas extranjeros” y restringir a los nacionales de otros siete, incluidos Cuba y Venezuela.
La prohibición afecta a Afganistán, Birmania, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
La restricción parcial de entrada se aplica a Cuba, Venezuela, Burundi, Laos, Sierra Leona, Togo y Turkmenistán.
En términos generales, prohíbe la residencia, el turismo, las visas de estudio y las de actividades comerciales, conferencias, reuniones y negociaciones. Incluye a migrantes y no migrantes.
En ambos casos, tanto para la prohibición como para la restricción, se contemplan excepciones