El secretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado, Brian Nichols, pidió también la excarcelación del obispo Rolando Álvarez, en prisión tras haberse negado a ser desterrado del país, y de todos los detenidos arbitrariamente.
“Llamamos a la liberación del obispo Álvarez, del padre Zamora y de todos los detenidos injustamente por ejercer sus derechos humanos y constitucionales, como la libertad religiosa”, expresó Nichols en Twitter.
El encargado de Exteriores para las relaciones con América Latina condenó además “la represión del régimen” del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, en contra de la Iglesia.
Zamora fue detenido la noche del domingo después de participar en una misa en la parroquia San Luis Gonzaga, en Managua, que presidió el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes.
En la eucaristía tomó posesión de esa parroquia el sacerdote Édgard Rodríguez, y el cura arrestado era uno de los invitados.
La Policía Nacional no ha confirmado ni negado la presunta detención del sacerdote.
SÉPTIMO RELIGIOSO DETENIDO. El religioso, con 27 años de vida sacerdotal, se convierte en el séptimo cura detenido por la Policía Nacional, incluido el obispo nicaragüense Rolando Álvarez, quien fue condenado a más de 26 años de prisión por “traición a la patria”.
La Fundación para la Libertad de Nicaragua, que preside el dirigente opositor excarcelado y desnacionalizado Félix Maradiaga, tomó nota de la denuncia de la detención del sacerdote y demandó su libertad.
“Desde la Fundación para la Libertad de Nicaragua hacemos un llamado a la comunidad internacional para que atienda esta grave situación de persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua y solicite atención internacional”, abogó ese organismo el lunes último.
La Articulación de Movimientos Sociales también exigió la libertad del religioso y el respeto a sus derechos humanos.
Las relaciones del Gobierno de Ortega y la Iglesia Católica viven momentos de gran tensión, marcados por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de sus relaciones diplomáticas con el Vaticano.
El papa Francisco tildó de “dictadura grosera” al Gobierno sandinista, señalando “un desequilibrio de la persona que dirige” el país centroamericano, durante una entervista concedida al medio digital Infobae.