Por Andrés Colmán Gutiérrez - CIUDAD DEL ESTE
“Una grave crisis diplomática está en curso en el Paraguay, en donde los brasileños legítimamente instalados comienzan a sufrir persecuciones, en una onda de xenofobia (odio u hostilidad hacia los extranjeros) nunca vista en la historia de América del Sur”, advirtió el diputado federal brasileño Geraldo Resende, durante una polémica intervención en la última sesión de la Cámara de Diputados, en Brasilia.
El legislador por el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), electo en representación del estado de Mato Gro-sso do Sul, solicitó la instalación, “en carácter de urgencia”, de una comisión externa del Congreso “para acompañar la situación de los brasileños residentes en el Paraguay, que están sufriendo amenazas de invasión a sus propiedades, entre otros indicios de violencia”.
El parlamentario explicó que la creación del organismo parlamentario es la alternativa para buscar una salida negociada que atienda tanto los intereses de los paraguayos como de los brasileños que viven en el país.
ENEMIGOS. “Millares de brasileños que optaron por vivir, trabajar, invertir y criar a sus familias en el Paraguay están siendo tratados como enemigos y, en nombre de una onda nacionalista, algunos políticos paraguayos llegaron al punto de incentivar la invasión de propiedades de brasileños”, destacó el diputado Resende durante su discurso en el plenario, según cita la Agencia Cámara, servicio periodístico del propio Congreso brasileño.
El legislador considera que la propaganda nacionalista realizada por líderes sociales radicalizados puede provocar enfrentamientos, sobre todo en las regiones fronterizas, “creando una especie de guerra civil velada, que puede generar violencia”.
“Los más de 400 mil brasileños que hoy viven en el Paraguay no son invasores. Es necesario recordar que ellos fueron atraídos por la promesa de oportunidades, y en poco más de 30 años transformaron al Paraguay en uno de los mayores exportadores de granos y carne de América del Sur, generando miles de empleos directos e indirectos”, enfatizó el parlamentario.
Resende puso de resalto que “miles de paraguayos atraviesan la frontera todos los días hacia el Brasil para usufructuar los servicios de salud que son pagados por el Sistema Único de Saúde (SUS), mientras otros miles trabajan en el lado brasileño, y muchos paraguayos tienen propiedades en el Brasil y son respetados en sus derechos”.
RIESGO DE MUERTE. En su intervención en la Cámara de Diputados, Resende dijo que los paraguayos que adoptaron el nacionalismo como fondo de un discurso xenófobo “reclaman que la identidad nacional en las provincias (departamentos) se está diluyendo por causa de la predominancia de brasileños que hablan el portugués, usan la moneda brasileña y son dueños de las mejores tierras”.
“Los más radicales llegan a reclamar que sus hijos crecen hablando portugués, en vez del guaraní. O sea, se corre el riesgo de que puedan ser perseguidos o asesinados en suelo paraguayo por el simple hecho de hablar en portugués”, dramatizó.
Resende denunció que hay transmisiones de radio en guaraní (aunque no dijo quién las realiza), en las que se exhorta a los campesinos sintierra “a atacar a los brasileños, incendiando sus casas o invadiendo sus comercios”.
“Esta situación no puede persistir, y por eso es necesaria una postura firme del Planalto (Palacio de Gobierno brasileño), en defensa de los brasileños que están viviendo legalmente en el Paraguay”, concluyó.
La propuesta de crear una comisión del Congreso brasileño para intervenir en el tema de los brasiguayos podría resolverse en los próximos días. Ya existe un pedido similar, presentado por la Cámara de Vereadores (Junta Municipal) de Foz de Yguazú, hasta donde llegaron brasileños residentes en Paraguay a pedir auxilio argumentando que se sienten “perseguidos” en el país.
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