Hoy meditamos el Evangelio según San Lucas 10,25-37
El papa Francisco, a propósito del Evangelio de hoy, manifestó: “Estamos en el capítulo 10 de Lucas, es la famosa parábola del buen samaritano. ¿Quién era este hombre? Era una persona cualquiera, que bajaba de Jerusalén hacia Jericó por el camino que atravesaba el desierto de Judea. Poco antes, por ese camino, un hombre había sido asaltado por bandidos, le robaron, golpearon y abandonaron medio muerto.
Antes del samaritano pasó un sacerdote y un levita, es decir, dos personas relacionadas con el culto del templo del Señor. Vieron al pobrecillo, pero siguieron su camino sin detenerse.
En cambio, el samaritano, cuando vio a ese hombre, sintió compasión, dice el Evangelio. Se acercó, le vendó las heridas, poniendo sobre ellas un poco de aceite y de vino; luego lo cargó sobre su cabalgadura, lo llevó a un albergue y pagó el hospedaje por él... En definitiva, se hizo cargo de él: es el ejemplo del amor al prójimo.
Pero ¿por qué Jesús elige a un samaritano como protagonista de la parábola? Porque los samaritanos eran despreciados por los judíos, por las diversas tradiciones religiosas.
Sin embargo, Jesús muestra que el corazón de ese samaritano es bueno y generoso y que, a diferencia del sacerdote y del levita, él pone en práctica la voluntad de Dios, que quiere la misericordia más que los sacrificios.
Dios siempre quiere la misericordia y no la condena hacia todos. Quiere la misericordia del corazón, porque él es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y también nuestros pecados.
A todos nos da este corazón misericordioso. El Samaritano hace precisamente esto: imita la misericordia de Dios, la misericordia hacia quien está necesitado...”.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/Evangelio-del-dia-Misericordia-mas-que-sacrificios)