“Ineficaz”, “anacrónico”, “anticuado”: así catalogó la Comisión de Políticas de Drogas del Hemisferio Occidental el mecanismo establecido hace más de tres décadas por legisladores estadounidenses para determinar la cooperación de los países con las políticas antinarcóticos de Washington y, en función de eso, mantener o suspender la ayuda exterior.
“El proceso actual ofende a nuestros aliados y hace poco para disuadir el tráfico de drogas en naciones no amigas”, aseguró Shannon O’Neil, presidenta de este panel bipartista instalado en 2017 para hacer un análisis de los programas de lucha contra las drogas en América Latina y el Caribe. Crea “tensión innecesaria”, opinó el vicepresidente del panel, Cliff Sobel.
O’Neil, Sobel y la directora de la comisión, Mary Speck, presentaron el reporte final de sus hallazgos ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Como ejemplo del fracaso del mecanismo, los expertos señalaron a Bolivia y Venezuela, los dos países de la región no certificados desde 2002, pero que no solo continuaron sus actividades sino que se jactaron de rechazar la asistencia estadounidense.
Evo Morales incluso lo tomó como una “insignia de honor”, dijo Speck, en alusión a la resistencia del ex presidente boliviano a la presión imperialista. Otra de las fallas de la certificación vigente, dijeron los expertos, es no incluir entre los principales países de producción y tránsito de drogas a China, señalado de enviar directamente o a través de México el opioide sintético fentanilo, la principal droga vinculada a muertes por sobredosis en Estados Unidos, así como precursores químicos. “El hecho de que China no esté en la lista de los principales (países a evaluar), muestra la debilidad de ese mecanismo y su ineficacia y la razón por la que deberíamos tener un tipo de informe diferente”, afirmó O’Neil. “Cada nación debería rendir cuentas, especialmente en lo que afecta el bienestar de nuestros ciudadanos”, apuntó Sobel.
China fue protagonista del debate. “Quieren destruir este país y lo harán como puedan”, dijo el congresista republicano Ted Yoho, para quien el envío de fentanilo y precursores es una venganza por las Guerras del opio del siglo XIX, que según los comunistas chinos iniciaron más de un siglo de humillaciones por parte de potencias extranjeras. Su colega republicano Tim Burchett preguntó al panel sobre la cooperación estadounidense con México, a cuyos puertos llegan los cargamentos chinos. O’Neil dijo que el gran reto es que el fentanilo y los precursores químicos no salgan de China en primer lugar.