De cómo termine esa convención, aducen, dependerá cuál será la relación con el gobierno de Santiago Peña. Legisladores electos consideran que una convención no puede echar a Efraín; en cambio, para otros Efraín cumplió un ciclo y debe pagar por la derrota electoral y la mala administración partidaria. A todo esto, inicia una lucha encarnizada por conseguir la mayoría de convencionales de tal modo que queden firmes las líneas de cada sector partidario.
La próxima convención de agosto no solo será una reedición de la pelea efrainista y llanista, sino será escenario propicio para saber hacia qué liderazgos emergentes se inclina el poder en el partido.
Cabe decir que la línea de los más votados en las últimas generales para la Cámara de Senadores se mantiene cerca de Alegre, lo cual le da a Efraín cierta capacidad de maniobra dentro de tanta adversidad alrededor suyo a raíz de la derrota de abril.
Para el senador electo Líder Amarilla, la culpa de la derrota debe ser compartida y no solo debe recaer sobre el presidente. Señaló que esto no puede ser motivo para que “el cartismo” liberal, como tildó al llanismo, se embandere con la salida de Efraín.
“No tiene que asumir solo él la culpa. Con ese criterio, Hugo Fleitas entregó la Gobernación en Cordillera. Así, creo que todos somos culpables porque todos estuvimos al frente de la conducción partidaria. Si hay una salida, esta debe ser legal, no de esta manera”, acotó.
Además, señaló que la agenda a tratar en la convención no contempla ninguna expulsión, ya que eso, a su criterio, significaría que el cartismo se apodere del PLRA.
“Efraín fue electo por 500 mil votos, tiene un mandato hasta 2026, entonces, sacarle a Efraín sería un golpe de Estado al PLRA, un golpe al interior y confirmar que el cartismo toma el PLRA, una entrega total del PLRA. Eso no corresponde jurídicamente, en cuanto a legitimidad, sencillamente. Creo que los convencionales entienden esto y no creo que entreguen el partido”, dijo.
Fuerzas. En este escenario, en la convención no solo se medirán fuerzas una vez más tanto efrainismo como llanismo, sino también los líderes emergentes. Buzarquis fue el liberal más votado para el Senado, con un voto preferencial de 124.978. Aliados a Édgar López, con 82.942; Éver Villalba, con 37.347; José Ledesma, con 25.250 votos; y Líder Amarilla, con 24.368, conforman una fuerza que alzó unos 295.000 votos.
Ahora, si bien la actual diputada y senadora electa Celeste Amarilla (41.131 votos) en la anteúltima reunión del Directorio que fuera convocada por una mayoría, manifestó su rechazo a la gestión de Efraín Alegre y por cómo dejó el partido, también hay que decir que siempre fue crítica al cartismo, por lo que es hoy una incertidumbre cómo Amarilla obrará en la convención y para dónde recomendará que voten los convencionales de Asunción, donde mayormente concentra su fuerza.
El liderazgo en el otro sector corresponde al gobernador electo de Central, Ricardo Estigarribia, quien es férreo crítico a Alegre. Su figura y papel para la convención son claves, dado que 1 de cada 4 convencionales es de Central.
Otro detractor de Alegre es el senador electo Dionisio Amarilla, quien cuestiona que Efraín “se encargó de dilapidar hasta los últimos centavos que llegaban al partido en los últimos tiempos (unos 40 mil millones)”. “Mató al partido, perdió intendencias claves, sólo dos gobernaciones y cero legisladores en varios departamentos”, concluyó.