Se trata de un homenaje de amplio espectro a su herencia sureña, y el segundo acto de 27 canciones de su trilogía Renaissance. Un triunfo que trastoca el género y saca pecho por la cultura country negra.
“Nadie confundirá este extenso set con ir tras un camino recto o con tener un momento remotamente aburrido”, escribió el crítico de la revista especializada en entretenimiento Variety.
“Es casi como si Beyoncé hubiera estado observando algunos de los saltos evolutivos y contratiempos que el país experimentó mientras redefine sus fronteras -como siempre lo ha hecho la música- y dijera: ‘Sostén mi Armand de Brignac. Yo puedo hacerlo’”.
“Pero no solo se trata de lo que Beyoncé puede hacer por la música country; es lo que su concepto de country puede hacer por ella, al expandir su imperio musical e incluso su ya bien esculpido sentido de sí misma. Es un montón”, añade la publicación.
Puede interesarle: Beyoncé hace historia en los Grammy y Harry Styles conquista álbum del año
Es demasiado pronto para decir hasta dónde llegará Cowboy Carter y su enorme lista de canciones, pero es seguro que el álbum tiene un enorme potencial comercial.
La artista de 42 años, nacida en Houston, fue pionera en los lanzamientos sorpresa de álbumes por internet, pero para los dos primeros actos de Renaissance recurrió a una estrategia de mercadeo más tradicional, con promociones pensadas y ediciones físicas de lujo a la venta.
Su oda al baile en Renaissance lo disparó al puesto número uno de Billboard cuando se lanzó en 2022, y Cowboy Carter parece estar listo para repetir la hazaña. Eso sin contar que venga una gira exitosa como la del primer acto.
Un mosaico de estrellas
Cowboy Carter es una muestra palpable de cuánto puede reverdecer la música cuando se sale de las polvorientas restricciones del género
Beyoncé esquiva hábilmente a los críticos: algunos guardianes de la música country de Nashville que trataron por mucho tiempo de promover una idea rígida del género dentro de una dimensión abrumadoramente blanca y masculina, tanto lírica como musicalmente.
La megaestrella guía a los oyentes a lo largo de la evolución del country, en un viaje desde los sonidos espirituales afroamericanos y las notas de violín hasta sus mujeres pioneras, como en la colaboración de Linda Martell, y luego proyecta una visión de futuro.
Si bien ofrece una lección de historia, Cowboy Carter es en esencia un manifiesto que se decanta hacia la libertad de dejarse llevar. En medio del frenesí, Beyoncé ofrece conmovedores retratos sobre la maternidad, celebraciones al sexo y al amor, e incluso una fantasía de asesinato por venganza.
También seleccionó un mosaico de estrellas jóvenes, entre ellas, Miley Cyrus, Post Malone y Tanner Adell; e íconos de la vieja guardia como Willie Nelson y Dolly Parton.
Orgullo femenino y negro
Los mayores aparecen en forma de locutores de una transmisión de radio ficticia. Nelson les dice a los oyentes: “Ahora, para la próxima canción, quiero que todos se sienten, inhalen y vayan a ese buen lugar donde su mente le guste vagar”.
Parton presenta la versión del álbum de Jolene; y en Ya Ya, una bulliciosa y psicodélica mezcla de soul dance, Beyoncé samplea These Boots Are Made For Walkin de Nancy Sinatra. “Mi familia vivió y murió en Estados Unidos”, dice. “Todo ese montón de rojo y luego blanco y azul/ La historia no se puede borrar”, agrega.
Mientras en Sweet Honey Buckiin incorpora hip-hop y house para hacer honor al primer acto de Renaissance, que celebró los orígenes y la evolución negros en la electrónica.
En pocas palabras, el álbum es épico, fresco y, potencialmente, revelador.
“Con este proyecto infinitamente entretenido, se convierte en una guerrera del orgullo femenino y negro, y en una novia de la radio”, sentencia Variety. “Porque ser Beyoncé significa nunca tener que pretender que eres una sola cosa”.
AFP