Esta queja de los jubilados se hace más palpable aún porque a medida que van envejeciendo, los beneficiarios tienen mayores dificultades para movilizarse y muchos ya viven postrados en cama.
La decisión del Consejo de Administración del IPS acarreó un rotundo rechazo por parte de los jubilados, ya que la mayoría son adultos mayores que van teniendo dificultades motrices para movilizarse a medida que pasan los años. Por eso, consideran que no es viable para el sector presentarse cada tres meses en algunos de los locales de la previsional para dar fe de vida.
El objetivo es evitar que los familiares sigan cobrando los haberes de la persona jubilada, incluso después de que haya fallecido, pero los beneficiarios están seguros de que se pueden realizar las verificaciones de otra manera.
Los jubilados no están cerrados a los controles, sino al mecanismo, ya que hay alternativas telemáticas y también la posibilidad de cruzar datos con otras instituciones.
“Esto es volver a la prehistoria, en esta época de informatización”, lamentó Pedro Halley, presidente de la Unión Nacional de Jubilados. Explicó que fácilmente se pueden cruzar los datos del IPS con el registro de óbito del Ministerio de Salud para determinar si la persona jubilada ya falleció.
En redes sociales, se especula que el motivo de esta decisión del IPS se debe a las diferencias de fondos o faltantes que se registran en los departamentos de la previsional encargados de la rendición de cuentas (reintegros, hospitalizaciones, jubilados, etc.), que dificultan comprobar la llegada a destino de los fondos para pagos.