23 abr. 2024

Conflicto con cuidacoches debe ser resuelto con criterio social

Cíclicamente reaparece el conflicto de los denominados cuidacoches. Esta vez fue el mismo intendente de Asunción quien decidió remover el avispero y en cierta forma populista está intentado apartarlos de las calles, como una estrategia electoral para ganarse simpatía y votos. Sin embargo las autoridades, tanto nacionales como municipales, no deben perder la perspectiva y asumir su cuota de responsabilidad por la presencia de estos trabajadores informales en las calles, como resultado de sus propias inacciones. Este conflicto debe ser resuelto con un criterio social. Por otro lado, el Municipio tiene la obligación de regular el tráfico y el estacionamiento en la capital: ese desorden es parte del problema.

Los denominados cuidacoches son uno de los rostros más visibles de una realidad social que constituye la falta de empleo en nuestro país. Ante el estallido de un nuevo conflicto, vuelven a resurgir los mismos prejuicios de clase, así como los discursos populistas del sector político.

Sería muy lamentable que hayan puesto el tema en debate por una mera cuestión electoral, para que un candidato gane cierta visibilidad y se posicione en la carrera de las municipales. Eso sería absolutamente condenable, porque se estaría utilizando un problema real que afecta a cientos de familias pobres para montar un escenario de posible solución al complejo problema de la informalidad, dirigido como un montaje dedicado a una ciudadanía ansiosa de que sus autoridades resuelvan algunos de sus problemas cotidianos.

Este tema no es nuevo, ni tampoco es la primera vez que anuncian con mucha pomposidad que ya no se permitirá la presencia de los cuidacoches en las calles de Asunción.

El anuncio del intendente Óscar Rodríguez, de dedicar la labor municipal a erradicar a estos informales, le ha creado numerosos admiradores entre los automovilistas que denuncian a diario las acciones extorsivas de estas personas. La cantidad de cuidacoches ha ido en aumento en el país, y estos, según las denuncias y testimonios que se escuchan a diario, han ido al mismo tiempo imponiendo su particular forma de recaudar dinero, recurriendo al chantaje. Esta situación fue creciendo ante la indiferencia de las autoridades y la impotencia de los conductores.

La Policía Municipal inició esta semana un operativo de control como una respuesta, según dijeron las autoridades, para los asuncenos que realizan denuncian a través de las redes sociales, por la extorsión y la violencia de que son objeto de parte de los trabajadores informales. En esta fase del operativo, cuidacoches y limpiavidrios están siendo advertidos de que la actividad que realizan en la calle no está permitida y son notificados.

Los afectados, organizados en una Asociación de Cuidacoches, rechazan el operativo y denuncian la condición de pobreza y necesidad, mientras se rehúsan a abandonar la actividad. Sobre la mesa de dialogo están puestas las condiciones: que despejen las calles por el lado oficial, y del lado de los informales aparecen las demandas de asistencia. La Municipalidad de Asunción y el Ministerio de Trabajo presentaron propuestas para una reinserción laboral, con programas de capacitación e incentivos para las empresas que les ofrezcan trabajo a estas personas. Sin embargo, la propuesta no convence a los cuidacoches y anuncian que seguirán con medidas de presión.

Este es un conflicto que desnuda una realidad que debe ser encarada por las autoridades sin un ápice de populismo: no solo hay desempleo en el país, sino que también hay un sector de la población que no accedió a la educación y por lo tanto encuentra grandes obstáculos para obtener trabajos dignos.

Por otro lado, la calle ha sido ocupada por una población de informales, ante la indiferencia e inutilidad de la autoridades del Municipio, incapaces de ordenar el tráfico y el estacionamiento en Asunción. Lo cierto es que sin un criterio social no podrá ser resuelto el conflicto.

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