Los pomposos vestiditos y los pequeños chalecos negros desfilaban en los inquietos cuerpecitos de los nuevos cristianos en la mañana calurosa. Luego de la celebración, los chicos brindaron con sus padres, padrinos, familiares en general y organizadores.
Los niños son hijos de madres beneficiarias del programa Ikatu, Ñandejára oî chendive que lidera la fundación Santa Librada. “A los cuatro años de edad logré que mi hija pueda bautizarse, me costaba por la falta de tiempo y ahora se dio la oportunidad”, resalta entusiasmada Paola Benítez, una de las madres.
La idea, además de ofrecer capacitaciones en zonas de escasos recursos, es lograr evangelizar a las familias, comenta Nahir Martínez, una de las coordinadoras del proyecto. Este es el primer bautismo comunitario que realiza la fundación en el 2020, la idea es concretar otros 10 en los distintos asentamientos donde se desarrolla el programa que trabaja sobre todo con madres y jóvenes.