Sin embargo, para el politólogo Marcos Pérez Talia, la ciudadanía es el eslabón más débil en este combate.
“La ciudadanía seguramente sea el eslabón más débil para combatir a la narcopolítica. Es cierto que dejando de votar a candidatos vinculados al mundo narco sería un punto de partida importante. Pero también estas candidaturas saben bien cómo disfrazarse, ocultar información de sus actividades, obtener protección, incluso, mediática, entre otras cosas”, manifestó el analista.
La pelea verdadera la debe dar el Estado, según indicó, aunque destacó que aún se esté haciendo un trabajo eficiente en ese sentido. “En la otra vereda debe estar el Estado con sus instituciones controlando y evitando su propagación, aunque lamentablemente esto no ocurre”, comentó Pérez Talia.
La narcopolítica está permeando instituciones y avanzando hacia el Congreso Nacional, según advirtió el director general de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), quien apuntó que, para contrarrestar su acción, es importante controlar y poner atención a los procesos de representación política que van surgiendo.
“La narcopolítica en el Paraguay tiene una agenda bien clara, tal vez los partidos políticos no tengan, pero la narcopolítica sí. Primera agenda es copar instituciones como el sistema penitenciario, segunda agenda, inficionar los órganos de representación política –juntas departamentales, concejales municipales, Congreso, si es posible poner ministros, autoridades en sectores de decisión– y estamos camino a eso”, sentenció Duarte Frutos.
Para Pérez Talia, el dinero es un factor importante en la relación político-narco.
“Parecería obvio decir que debemos luchar entre todos contra la narcopolítica. Pero en la realidad, eso no ocurre. Hay muchos actores de relevancia que se benefician con esta situación, sobre todo con el generoso dinero que proviene del mundo narco. Entonces, es una labor doblemente compleja: Todos reconocen abiertamente su afectación a la democracia, pero muchos se benefician –a escondidas– a corto plazo de la situación”, resaltó el politólogo. La legislación, como muchos condicen, es un inicio importante para evitar el avance de la narcopolítica.
“Por eso se insiste tanto en la ley de financiación con un pilar importante. Sin embargo, es un punto de partida y no de llegada. La narcopolítica es una forma potente de cooptación del Estado y sus instituciones, especialmente a sus órganos de control y a actores políticos. Hace 15 años no era un problema en las agendas de los partidos políticos, de la sociedad y demás. Hoy se constituye en un cáncer que atrofia a las democracias de América Latina”, concluyó Pérez Talia.
Hoy la narcopolítica se constituye en un cáncer que atrofia a las democracias de América Latina.
Marcos Pérez Talia,
politólogo.