En columnas anteriores se empezó analizando los datos del 2013 con base en las estadísticas de la Comisión Económica para la América Latina y el Caribe. En su edición número 75, que corresponde a 2023, el Estudio de la Cepal (www.cepal.org) consta de tres partes. En la primera se resume el desempeño de la economía regional en 2022 y se analiza su evolución en 2023, así como las perspectivas para 2024. Se destacan factores externos e internos que han incidido en el desempeño económico de la región, que condicionarán el crecimiento del producto en los próximos años. Lo que sigue es una síntesis de la publicación de la Cepal:
DESAFÍOS DURANTE 2023. Los países de América Latina y el Caribe (ALC) enfrentaron un escenario macroeconómico complejo. Por un lado, se continuó con el bajo crecimiento económico. En lo que respecta a la inflación, si bien se observa una caída en su dinámica, la tasa permanece en niveles superiores a los observados antes de la pandemia y a los rangos meta de los bancos centrales. Esto permite pensar que las tasas bancarias de interés se mantendrán relativamente altas en lo que resta del año. La deuda pública se ha situado en niveles elevados. Sus tasas de interés externas e internas y una caída esperada de los ingresos tributarios, producto del menor crecimiento, permiten prever un espacio fiscal limitado para el conjunto de la región. Se anticipa un menor dinamismo en la creación de empleo, junto con caídas en la inversión y crecientes demandas sociales. Esta situación se traduce en importantes desafíos para la política macroeconómica, que debe impulsar la inversión y estimular el crecimiento económico sostenible e inclusivo.
CRECIMIENTO. Se proyectó para 2023 una tasa de crecimiento mundial del 3,0%, que llegaría al 4,1% en las economías en desarrollo y al 1,4% en las economías avanzadas. El volumen de comercio mundial de bienes ha ido disminuyendo, en línea con la debilidad del crecimiento, y para 2023 se esperaba un aumento del 1,7%, un punto porcentual por debajo del de 2022 (2,7%). Para 2024, se aguarda un repunte en el volumen de comercio, con una tasa de crecimiento del 3,2%. Esta sería baja en comparación con los registros históricos.
PRODUCTOS BÁSICOS, ENERGÉTICOS Y MINERALES. Se han ajustado a la baja desde la segunda mitad de 2022. Para 2023 se esperaba que esta tendencia continúe y que los precios de los productos básicos en promedio se ubicasen en un 11% por debajo de los precios vigentes en 2022. Se pronosticaba que los precios de bienes energéticos son los que más disminuirían y se ubicarían un 23% por debajo de los precios de 2022, influidos tanto por un 2023 menos frío de lo esperado en el hemisferio norte —lo que tiene importantes repercusiones en los precios del gas natural y del carbón—, como por la desaceleración económica mundial, que afectaría la demanda de bienes energéticos en general. Los precios de los minerales y metales industriales —como el hierro y el cobre— caerían un 4,0% en promedio, afectados por la desaceleración económica, sobre todo en el sector de la construcción. Por su parte, los precios de los productos agropecuarios bajarían levemente un 3,0% en promedio comparado con el nivel de 2022, pero con diferencias entre los distintos productos. Los precios de los alimentos subirían un 5,0%, las bebidas tropicales y los aceites caerían un 13% y un 9%, respectivamente.
TENDENCIA MUNDIAL EN 2024. Se prevé que en general la tendencia a la baja continúe en los precios de bienes no energéticos, mientras que en los energéticos se podría observar una leve alza. Cabe señalar que los precios de productos básicos en 2024 continuarían ubicándose más de un 30% por encima de sus niveles promedio de 2019, año anterior a la pandemia. Si bien la dinámica inflacionaria a nivel mundial ha tendido a la baja, se espera para el mundo en promedio una tasa de inflación del 6,8% en 2023 y del 5,2% en 2024, niveles todavía por encima del promedio del 3,6% registrado en la década anterior a la pandemia (2010-2019). La política monetaria en las principales economías desarrolladas continúa en su fase contractiva, con aumentos en la tasa de interés y disminución de la liquidez global.
(Continuará con una entrega más)