El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) es uno de los tres ministerios que aún no cuentan con una ley orgánica de creación, pese a que es una de las entidades con la mayor cantidad de funcionarios públicos. Solo los docentes del sector oficial son alrededor de 70.000 personas, un apetecible número en épocas de elecciones o cambios en el gabinete de cualquier gobierno.
A través de una normativa similar, cualquier entidad puede estar blindada en cierta forma de la creación a discreción de direcciones generales o de traslados sin justificación de funcionarios cada vez que se elige a nuevas autoridades. Es al menos lo que aseguraron desde la Cámara de Senadores cuando el proyecto de una carta orgánica se aprobó en abril pasado y quedó con media sanción.
Ahora la normativa está en manos de Diputados, donde con algunas modificaciones deben estudiarla antes del 20 de noviembre o quedará con sanción ficta.
PROTECCIÓN. Norma López, técnica de la organización Juntos por la Educación, coincide en que mediante la creación de una carta orgánica se blinda al MEC de convertirse en una plataforma política cada vez que hay cambios en el gabinete, o bien, luego de las elecciones.
“A propuesta del ministro de turno se podrían crear dependencias por decreto y generar un crecimiento desregulado de la organización, lo que incide también directamente en el presupuesto que tanto reclaman sectores de la sociedad como los secundarios”, aseguró la experta.
De acuerdo al último reporte de la cartera educativa, solo el año pasado se ahorraron casi G. 3.000 millones desde el 2013 en recursos humanos al pasar de cinco viceministerios a dos (en realidad fueron tres con el Viceministerio de Culto vigente); y de 107 a 80 direcciones de nivel. Asimismo, disminuyeron las direcciones generales de 32 existentes en ese entonces a 27.
PROPUESTAS. Entre las innovaciones que trae el proyecto de ley de la carta orgánica se pretende reducir aún más las direcciones generales a 17.
“Hay que tener en cuenta otro punto, que con esta legislación se protege también al funcionario público, ese que está día a día trabajando en el ministerio, pero cuando ocurre un acontecimiento se lo traslada sin una justificación técnica”, aseguró López.
Quizás uno de los puntos más polémicos es la denominación del MEC, que puede pasar a llamarse Ministerio de Educación y Ciencias o de Culto (como desean en Diputados), en lugar de Ministerio de Educación y Cultura como se nombra actualmente. El Viceministerio de Culto quedaría así en el ámbito de Educación y no en Cancillería.