La bandera de lucha se tiñó de azul este noviembre a razón de un intenso esfuerzo por derribar mitos y aumentar la conciencia respecto al cáncer de próstata.
La consulta tardía se ha convertido en una de las cuestiones determinantes para que las estadísticas no desciendan.
Este 17 de noviembre, como cada año, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Próstata, pero la campaña comprende todo el mes.
Profesionales del área hacen hincapié en la importancia de la detección precoz, pues, al ser una enfermedad no evitable, tratarla en las primeras etapas de desarrollo aumenta de manera exponencial las chances de vencerla.
“El cáncer de próstata, por sus características, es fácilmente detectable y altamente curable cuando lo diagnosticamos temprano. La persona tiene más del 85% de sobrevida en cinco años”, comentó el presidente de la Sociedad Paraguaya de Urología, Hernán Cabañas.
Pero los tabúes y un temor injustificado han convertido a esta afección en un debate sociocultural, pasando por alto el riesgo que representa para la salud. En ese escenario, la puja de los médicos por derribar esta barrera se vuelve más intensa.
Esta neoplasia maligna es la segunda de mayor mortalidad en el hombre, la primera en mayores de 75 años y puede afectar incluso –en menor medida– a pacientes por debajo de los 40 años.
Hoy día existen dos tipos de pruebas para identificar o descartar la presencia de tumores en la glándula prostática: el análisis del antígeno prostático específico (PSA) en la sangre y el examen digital del recto (DRE), conocido como la palpación rectal.
Si bien el PSA es una prueba que se basa en los niveles de la proteína producida por células en la glándula prostática, no hay un valor límite que indique con exactitud si un hombre padece o no de cáncer.
Ante ello, el tacto rectal se vuelve una de las opciones más eficaces y recomendables para un diagnóstico más cercano. Ello, debido a que brinda al médico la posibilidad de identificar si el nódulo es de consistencia blanda o dura.
Sin embargo, este último estudio no es el más aceptado por la población masculina.
Un enemigo silencioso
Por lo general, los cánceres de próstata en etapas iniciales son asintomáticos y casi indetectables, a diferencia de los casos más avanzados que presentan síntomas fáciles de identificar.
Los signos de alarma al comienzo son siempre los trastornos urinarios. Flujo lento, debilitado o muy frecuente así como la presencia de sangre en la orina suelen ser algunas de las señales. El dolor se desencadena en estadios avanzados de la afección.
“Está demostrado que, genéticamente, existe un 50% de probabilidades de pasar a los hijos. Si la madre padeció de cáncer de mama, también es un factor de riesgo. La cuestión está en la carga genética”, explicó Cabañas.
Pero son de resaltar los factores externos que también inciden en su aparición. Entre ellos se pueden citar los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo y el tabaquismo.
Actividades al aire libre, estar activos físicamente y mantener una alimentación balanceada pueden contribuir, en parte, a una menor incidencia. Pero, de la misma manera, la actividad sexual regular también ayuda a reducir el riesgo.
De lo curativo a lo paliativo: ¿Cuáles son las etapas?
El grado en que enfermedades como el cáncer están afectando a la salud se determina mediante los estadios. Estos pueden ir del uno al cuatro. Los dos primeros son curables, los dos restantes son solo paliativos.
“En el uno y dos el tratamiento es radioterapia y cirugía. En el tres y cuatro se hace radioterapia y hormonoterapia, que encarece el tratamiento a unos G. 5 millones al mes. Esto último es paliativo y ya no se va a curar”, acentuó el titular de la Sociedad de Urología del Paraguay.
El tratamiento conocido como hormonaterapia o terapia hormonal consiste en suprimir o reducir al máximo los niveles de andrógenos, las hormonas masculinas que estimulan el crecimiento de las células cancerosas.
“Se busca la castración, que puede ser química, a base de medicamentos, o de forma quirúrgica, haciendo una cirugía en los testículos para extirpar la fuente de producción de testosterona”, detalló Cabañas.
Un problema de salud complejo
El promedio de nuevos casos de cáncer de próstata por año en nuestro país ronda los 1.300, mientras que al hablar de las muertes la cifra oscila los 460 pacientes.
Es difícil responsabilizar por la elevada tasa de mortalidad únicamente a la falta de conciencia, pues este problema de salud pública tiene además connotaciones enraizadas en la educación.
El jefe de Urología del Hospital Nacional de Itauguá, Hernán Pusineri, con una perspectiva más general sobre las implicancias de esta afección, explicó que el nivel de educación primaria y secundaria es también causante de una salud deficitaria.
Si bien admitió que el grado de información manejada por los pacientes ha mejorado, hizo hincapié en que aún no es suficiente. A ello se sumó la situación actual de los centros hospitalarios en términos estructurales.
“Estamos parados en un país que tiene un déficit en la atención sanitaria. Si empezamos a hacer todo bien en salud pública tenemos que esperar al menos una generación y media para ver resultados”, refirió.
El Ministerio de Salud recomienda hacerse el control prostático desde los 50 años, mientras que si existen antecedentes de algún tipo de cáncer en la familia, se sugiere realizarse las pruebas a partir de los 45 años.