Tres notas para entendernos.
Primera, artículo 4º de los FFHH “Nadie será sometido a esclavitud”. Segunda: toda persona con la que se trafique para trabajar lejos de su lugar de origen y se le niegue la libertad de circulación, física o financiera, es un esclavo moderno. Tercera: en Canadá y Tailandia existen estos esclavos.
Tailandia tiene una gran industria pesquera que genera al año más de mil millones de dólares. Tiene 32.512 barcos dedicados a la pesca con 172.430 pescadores; de ellos el 82% son inmigrantes birmanos y camboyanos. La mayoría de estos llegaron engañados y luego son obligados a trabajar bajo amenaza. Son contratados o directamente son propiedad de sus jefes y no se les permite abandonar su puesto de trabajo, en duras condiciones de maltrato físico, pocos alimentos y largas horas.
El testimonio de uno de ellos: “Lo peor para nosotros no es la falta de una retribución económica, es el daño sicológico y la falta de dignidad”. (Solinet).
La esclavitud en Canadá todavía es peor porque se trata de un país del primer mundo que se aprovecha de la penuria de la mano de obra en la agricultura, construcción etc…
Este programa, gerenciado por el Gobierno federal del Canadá, ha recogido a muchos trabajadores agrícolas centroamericanos, durante los meses de cosechas, y sometidos a un único empleador, no pueden trabajar con otros.
Este sometimiento da lugar a muchos abusos y son considerados por el empleador como cosa suya, este les retiene los documentos, aumenta las horas de trabajo y los deja abandonados cuando no los necesita y no los vuelve a contratar el año siguiente si no quiere.
A muchos no se les avisa de esta modalidad de trabajo antes de entrar en él. No saben que tienen un contrato exclusivo con un empleador. Luego, en Canadá, le será muy difícil salir de él. (Clara Rodríguez, ALAI).