Caminando con un bastón desde Carayaó, Departamento de Caaguazú, doña Nidia viuda de Cáceres inició su peregrinación este lunes rumbo a la Villa Serrana, como cada año pero esta vez sin nadie que la acompañara.
A pasos muy lentos y con la promesa de visitar a la Virgencita Azul, esta septuagenaria decidió romper los límites caminando cerca de 110 kilómetros. Pero el destino le tenía preparado una compañía muy especial.
“Tupãsynte ko ome'ẽ chéve che nietorã aikatu hag̃uã aju” (La Virgen me dio para mi nieto para que pueda venir), comentó ña Nidia, muy feliz por encontrar en Coronel Oviedo a un joven que decidió acompañarla. El mismo confesó ser muy tímido y prefirió resguardar su identidad.
Comentó que no tenía planeado venir a Caacupé, menos aún porque recientemente se lastimó el pie, pero al ver a la abuelita peregrinar sola, no dudó en acompañarla los más de 86 kilómetros restantes.
Doña Nidia explicó que peregrina cada año en agradecimiento a una sanación que recibió su nietito de cuatro años cuando este era un bebé.
Una vez cumplida la promesa, ambos retomaron su trayecto rumbo a casa y muy agradecidos con la Virgen de Caacupé por darles la oportunidad de conocerse.