Puede parecer simplista la comparación, y de hecho lo es, pero esa es la intención; para decir que este país sería mucho mejor si el Estado paraguayo se manejara con los criterios de los clubes a la hora de cambiar a sus técnicos.
Te eliminás de un torneo internacional, en el que hay mucho dinero en juego, aparte de la gloria obviamente, y encima a nivel local también perdés partidos, pues entonces no hay de otra, te vas. Gracias por el tetracampeonato, pero hasta aquí llegamos.
En la vida real, en la nuestra, vemos a diario que el Estado que mantenemos, que ese Estado que nos cuesta sangre, sudor y lágrimas, y que es tan inútil, no solo no cambia técnicos que no cumplen las expectativas, sino que además mantiene de por vida a los mismos jugadores que nunca les dan alegrías a los aficionados.
¿Saben ustedes cuántas cabezas rodaron en las últimas semanas, después de que una gran parte de la población del área metropolitana y Asunción quedara durante largas horas sin agua potable?
Yo les cuento: Ni una sola cabeza. ¿Le retó el presidente de la República al titular de la Essap por habernos dejado sin agua, en medio de una pandemia y en días supercalurosos? ¿Le llamó por teléfono y le puso un plazo para que resolviera el problema? ¿Le interrogó Abdo a Chase sobre sus planes para hacer frente el verano ardiente sin tener que sufrir cortes de agua?
No hablamos solamente de un servicio básico. Acceder al agua potable es un derecho. Es fundamental para las personas, y es esencial para la economía del país.
Otro de nuestros tormentos es la energía eléctrica.
En realidad, a estas alturas, es difícil de prever cuándo se va a cortar la luz. Puede suceder en cualquier momento. Ya no hace falta una tormenta o vientos huracanados con caída de árboles sobre los cables para que nos quedemos sin energía. Cada vez que el termómetro asciende y supera los 40 grados, ya podés empezar a buscar tu pantalla Recuerdo de Caacupé, porque vas a tener calor. Y más te vale que tengas cargada la batería de tu teléfono y tengas abundante repelente porque si buscás el fresco en tu jardín, preparate para los mosquitos.
En la época en que celebramos el Bicentenario, durante el gobierno de Fernando Lugo, se había firmado un convenio entre los ministerios de Hacienda y Obras Públicas, más ANDE y Copaco, por el cual el Estado se comprometía a invertir cinco millones de dólares para cambiar las redes de distribución aérea a subterránea. Supongo que aquello quedó en la nada, no sé si recuerdan que a Lugo lo sacaron con un juicio exprés, y los cables siguen siendo aéreos y sufren los embates de los elementos, por culpa del siguiente gobierno que no continuó la labor.
Con el tema de moda pasa lo mismo. A ningún gobierno se le ocurre que tiene responsabilidad directa en el servicio de transporte público. Lo del billetaje es solo una arista más. Nos tratan de idiotas y no reaccionamos, salvo plaguearnos. Pero después volvemos a subir como ganado a los ómnibus y soportamos con estoicismo los maltratos del chofer, que se queda con nuestro vuelto, y los del empresario, que se vuelve rico, gracias al Estado inútil.
Todos los gobiernos llegan y culpan a los anteriores por la falta de inversión en infraestructura. Pasan los años, terminan sus mandatos, ellos se van y nosotros nos quedamos igual o peor que antes; pero como borregos los seguimos votando y manteniendo con nuestros impuestos.
Con estos políticos nunca vamos a ganar una copa internacional, y nosotros encima les dejamos jugar siempre a los mismos jugadores.