El banco desembolsó G. 175.000 millones o USD 26,5 millones, hasta el 18 de mayo de 2020, en préstamos para contener los efectos económicos de la pandemia. Este monto duplica a los G. 86.000 millones (o USD 13,2 millones) que se habían aprobado al cierre de abril pasado, a casi dos meses de haberse lanzado el producto en cuestión.
La cantidad de clientes atendidos asciende así a 1.092. La mayoría de los recursos (18%) se destinó a personas provenientes de Asunción y le siguen Alto Paraná (16%), Central (14%) e Itapúa (11%). En menor proporción participan Caaguazú, Canindeyú y San Pedro, en niveles de 9%, 7% y 6%, respectivamente; el resto de los departamentos reúne el 16,6% de los préstamos desembolsados, según registros de la entidad.
Las líneas de financiamiento habilitadas por el BNF como parte de las medidas de apoyo a los sectores productivos afectados por el coronavirus son el producto de corto plazo para capital operativo, el crédito especial para pago de salarios - ambos con fondos propios - y los créditos para mipymes y profesionales independientes, este último con cargo al Fogapy (Fondo de Garantías para mipymes).
Por otro lado, y a pesar de los intentos del Gobierno por facilitar el acceso al crédito, el sistema financiero paraguayo viene experimentando un mayor crecimiento de depósitos que de préstamos, lo cual demuestra la cautela con que se responde a los riesgos generados por la situación de emergencia sanitaria.
Liquidez. En consecuencia, la evolución de la liquidez, medida por el ratio de créditos sobre depósitos, tuvo una caída de 2,4 puntos porcentuales en el tercer mes del 2020, en comparación con mismo periodo del 2019, según la consultora Mentu. Esto, debido a que los depósitos aumentaron en 9% y los créditos, en 6,2%. A criterio de la consultora, estos números reflejan la limitada respuesta que están dando las entidades financieras a las medidas de abaratamiento del crédito aplicadas por el BCP, para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia en el país.
Explica que los efectos del cese de actividades, la incertidumbre en la economía, la falta de información sobre las personas y las empresas, y sus dificultades para justificar sus ingresos futuros tornan más minuciosos a los controles para la concesión de préstamos, con lo cual no pueden reducirse los costos al percibirse un mayor nivel de riesgo.
Las señales del lento dinamismo del crédito se observan también en el índice de apenas 29% de exceso de recursos que los bancos destinan a préstamos a empresas privadas, cifra que bajó a menos de la mitad del 71% en que se encontraba en el cuarto trimestre del 2019.