El acceso al financiamiento es un terreno donde también se refleja la desigualdad que existe entre los sectores de mayores y menores ingresos. Las microempresas y las familias constituyen los segmentos que en mayor medida perciben un bajo acceso al crédito en el sistema financiero local, según encuestas del Banco Central del Paraguay (BCP).
En el tercer trimestre de 2019, los funcionarios y directivos de bancos, financieras y otras entidades de crédito respondieron en un 64% que las familias tienen un bajo acceso a los microcréditos personales; en el caso de las microempresas, la percepción de un reducido nivel de recepción de préstamos se encuentra en un 46%. Estos datos forman parte del último informe de Situación General del Crédito, elaborado por la banca matriz.
En el caso de las grandes empresas, la incidencia del bajo acceso al crédito es de apenas 4% y entre medianas empresas, es nula (ver infografía). Estos índices empeoraron en algunos sectores respecto al año pasado, en coincidencia con el deterioro que sufre la economía en el 2019: en el tercer trimestre de 2018, se consideraba en un 52% que las familias tenían un reducido nivel acceso al crédito y a las grandes firmas no se atribuía esta situación.
El Gobierno, las microempresas y las medianas empresas, por su parte, mejoraron sus posiciones: las incidencias de 41%, 55% y 3% de respuestas de bajo acceso al crédito exhibidas en el tercer trimestre del 2018 bajaron a 18%, 46% y 0% de julio a setiembre de 2019, respectivamente. Según los actores del sistema financiero, el principal factor de riesgo que se tiene en cuenta para aprobar préstamos es el flujo de caja del proyecto, con una participación de 35%; le siguen las utilidades o ingresos recientes de la empresa (19%), la actividad económica del cliente (17%) y aumento de las ventas del negocio (14%). En menor medida se consideran la rentabilidad del crédito (6%) y la calidad de las garantías (5%).
Este año, la economía paraguaya soporta una contracción que resulta de los efectos de fenómenos climáticos adversos, deterioro de los países vecinos y caída de precios internacionales de commodities, entre otros factores.
PERJUICIOS. La consultora Mentu recoge las advertencias del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) respecto a los efectos negativos que vierte la desigualdad en el crecimiento económico de los países, ya que obstaculiza la capacidad de consumo de la población de menores recursos y produce descontento social.
Recuerda que, según el BID, el crecimiento de las economías latinoamericanas ha disminuido, en parte, por la desigualdad existente. Agrega que, de acuerdo con datos de Cepal, en la región de América Latina y el Caribe el 10% más rico posee el 71% de la riqueza y tributa solo el 5,4% de su renta. “La región sigue siendo la más desigual del mundo; si bien hubo avances, existen brechas por cerrar”, destaca la firma.
Mentu reconoce que Paraguay es uno de los países con más desigualdad en la región, con un índice de Gini de 48,8% al 2017; este nivel es el tercero más alto de Sudamérica, solo superado por Brasil (53,3%) y Colombia (49,7%), excluyendo a Venezuela. “Por ello son necesarias políticas que la mitiguen abarcando todos sus aspectos: capacidades de la población, acceso a la tierra, generación de oportunidades para todos, entre otros”, concluye.