Desde Pilar, aguas arriba, la situación se complica más. La balsa que realiza el cruce diario entre los puertos de Pilar y Puerto Cano (Argentina), llevando vehículos entre ambas orillas, ya no lo puede hacer.
Se trata de la bajante del cauce hídrico más aguda de los últimos 80 años, ya que la anterior se había registrado en 1944. En esa oportunidad registró la marca más baja en este lugar, con menos 49 centímetros. En la víspera la escala hidrométrica señalaba 0,71 cm, con un descenso de 1 cm. El panorama se presenta muy complicado para la navegación, según los expertos.
La Prefectura General Naval manifiesta que los buques pueden desplazarse con 9 pies de calado. En los pasos complicados los navegantes necesariamente deben desarmar el tren de barcazas, para franquear los puntos críticos. Con muchos problemas los navíos llegan hasta los puertos de Villeta.
La ausencia de precipitaciones de importancia acelera el estiaje y la sequía en la zona.
Todos los arroyos, riachos y lagunas –tributarios del río– se están quedando sin caudal hídrico.
Alternativa. De continuar el sostenido descenso del río Paraguay, se reactivarán los puertos de Pilar. En este punto se cuenta con dos muelles para la carga y descarga de contenedores.
Caacupemí Pilar es un atracadero privado habilitado en 2014, mientras que la terminal de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) cuenta con una moderna instalación con poca actividad.
La gran bajante del río Paraguay posiciona a los puertos de Pilar como un sitio estratégico, en este punto numerosos barcos bajan sus contenedores, los buques de menor calado realizan descarga para alivianar su carga y continuar remontando el río.