Bochin comenta que la relación laboral con la hija es complicada porque se mezcla siempre con la disciplina. “En estos 25 años hemos procurado que la parte afectiva sea un motor que nos mueva. Aura empezó las giras con nosotros desde los 8 años y asumió sus papeles. Tenía con ella las mismas exigencias que tenía con otros profesionales. No es sencillo pero es gratificante”, asegura emocionado Jorge.
Por su parte, su hija Aura Brítez menciona que sus papeles no eran necesariamente de payasa, hacía de esclava, comediante, bailarina y demás. “Yo tenía el compromiso, había disciplina de ensayar y siempre me gustó lo que hacía mi papá, siempre fue mi orgullo”, relata Aura, quien también es narradora de cuentos y forma parte del grupo Artesanas de la palabra.
Bochín Teatro-Clown es una familia de arte formada en Madrid, España, en 1983 por Jorge, que es hispano-paraguayo, junto con la española Marisa Cubero. Con el tiempo se incorporó Aura Brítez, hija de ambos. Luego de realizar giras y actuaciones por toda Europa se incorporan al movimiento cultural del Paraguay desde el 2005 residiendo en la ciudad de Luque.
Son 38 años actuando en teatros, circos, calles, plazas y haciendo sonar sus instrumentos, contando historias en guaraní y en castellano, con el juego de la pantomima, del malabar, creando ambientes de fiesta. “Desde que yo recuerdo papá hacía malabares, andaba en monociclo, me subía a sus hombros. Le recuerdo ensayando con mamá, cantándome, contándome historias, practicando conmigo. Siempre me sentí muy vinculada al arte”, confiesa la hija, quien actualmente es la gestora, la que hace los proyectos, las entrevistas, papeleos y maneja las redes sociales.
Aura Brítez estudió comunicación, trabajó por 6 años en un medio, pero nunca dejó de lado el arte. “Hace 3 años decidí dedicarme de lleno al arte y vivir de esto. En este tiempo de pandemia les estoy animando a realizar vivos, utilizar las plataformas digitales para los shows, etc. Acompañarle a Bochin es un gran orgullo, porque sé que es muy exigente”, explica.
Aura cuenta que como son clowns trabajan con la alegría constantemente y tratan de llevar esa alegría a la casa. “No nos peleamos, el trato siempre es muy agradable”, añade. Con la cuarentena, Bochin Teatro ha hecho cumpleaños desde fuera de la casa, en las veredas para seguir haciendo lo que les da el alimento diario físico y espiritual.
Los Cañete. Ramón Cañete junto a su esposa Rommyna y sus tres hijos, Juan, Elías y Aaron forman el grupo Los Cañete. “Empezamos mi esposa y yo, salíamos a tocar en las fiestas privadas, con un solo teclado, trabajamos así por más de 15 años, mientras los chicos estudiaban en el conservatorio”, recuerda el padre de familia, quien junto a la madre de sus hijos formaron el grupo RR Tropical, atendiendo a sus iniciales. El primero en incorporarse al grupo fue su hijo mayor, Juan, quien ejecuta la guitarra. El segundo fue Elías con la batería y por último Aaron, en la conga y luego en el acordeón.
“Decidimos denominar al grupo Los Cañete, ya que éramos todos de una misma familia”, comenta el padre. “Que trabajen conmigo significa mucho para mí, siento una alegría inmensa, desde muy pequeñitos yo les llevaba al conservatorio, con lluvia, con frío, como sea, ya que mi esposa tenía que ir al trabajo; ella es docente, y no podía acompañarlos”, rememora.
Por su parte, Juan Cañete, quien actualmente ejecuta el bajo y es la segunda voz del grupo, menciona que es una satisfacción inmensa trabajar con sus padres. “Cada cosa que hacemos lo hacemos en familia y eso no tiene precio, no lo cambiaría por otro trabajo”, asegura.
“Tenía con ella las mismas exigencias que tenía con otros profesionales. No es sencillo, pero es gratificante”. Jorge Brítez, Bochin Teatro.
“Cada cosa que hacemos lo hacemos en familia y eso no tiene precio, no lo cambiaría por otro trabajo”. Juan Cañete, músico.