El Gobierno japonés y el operador de la central Tepco aseguran, con el respaldo de la agencia nuclear de las Naciones Unidas, que el agua no implica riesgos sanitarios o medioambientales tras un tratamiento que elimina la mayoría de sustancia radiactiva.
Pero la comunidad pesquera local teme el daño reputacional para sus productos y tanto China como la ciudad semiautónoma de Hong Kong han impuesto prohibiciones a la importación de alimentos nipones.
El Gobierno pedirá a Tepco “prepararse para el inicio del vertido oceánico, basándose en el plan aprobado por la Autoridad de Regulación Nuclear”, informó el primer ministro japonés Fumio Kishida.
El inicio de la descarga está “previsto para el 24 de agosto si las condiciones meteorológicas y marítimas no lo impiden”, agregó tras una reunión del gobierno.
TERREMOTO. En uno de los peores desastres radiactivos, la central nuclear de Fukushima-Daiichi quedó destruida por un masivo terremoto seguido de un tsunami que mató a unas 18.000 personas en marzo de 2011.
Desde entonces, el operador Tepco ha acumulado más de 1,3 millones de toneladas (el equivalente a la capacidad de 500 piscinas olímpicas) de agua de refrigeración de los reactores radiactivos, mezclada con agua subterránea y de lluvia que se ha filtrado.
La oenegé ecologista Greenpeace denunció que el proceso de filtración era defectuoso y que una “inmensa” cantidad de material radiactivo se dispersará en el mar en las próximas décadas. AFP