Se trata de 12 caimanes, 10 lagartijas crestadas, una anaconda y una pitón, todos vivos, pero en condiciones críticas debido al confinamiento y la falta de ventilación. Tras el operativo, los animales fueron trasladados de inmediato al Eco Park, un centro de conservación reconocido por su labor en el rescate y rehabilitación de fauna silvestre en Foz de Yguazú. Allí fueron recibidos por un equipo técnico integrado por veterinarios, biólogos y cuidadores especializados, quienes iniciaron un proceso de observación y recuperación.
Durante los primeros días, las especies mostraban signos evidentes de estrés extremo y deshidratación, consecuencia de haber pasado varias horas encerradas en mochilas, sin acceso a aire ni agua. Sin embargo, según los informes emitidos esta semana por el parque, todos los ejemplares evolucionan favorablemente.
Se informó que los animales han superado la fase crítica de aclimatación. Están siendo alimentados, presentan comportamientos normales y están bajo observación constante.
Los animales reciben alimentación adecuada a su especie, revisiones médicas diarias y análisis clínicos para descartar enfermedades o lesiones internas. El área donde se encuentran ha sido adaptada para recrear sus hábitats naturales, reduciendo el estrés y favoreciendo su adaptación.
Según el detenido, las lagartijas crestadas serían vendidas por 600 reales cada una, los caimanes por 150, la anaconda por 800 y la pitón por 3.000 reales. El valor total del cargamento superaría los 15.000 reales (unos 5.000 dólares), lo que demuestra la rentabilidad del comercio ilegal de fauna exótica en la región.
Las autoridades ambientales brasileñas y el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) evaluarán si los ejemplares pueden ser reintegrados a la naturaleza, trasladados a centros de conservación permanentes o, en caso de tratarse de especies no autóctonas, mantenidos en refugios bajo control técnico. WF