19 ene. 2025

Amistad y solidaridad fueron claves para sobrevivir al infierno helado

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“El Old Christians es un club de amigos que tienen los valores de la lealtad, la honestidad y la solidaridad”, asegura a la Agencia EFE Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes de este hecho que fue recreado en la película La sociedad de la nieve, del español Juan Antonio Bayona.

De acuerdo con esto, asegura que este equipo de rugby es “el más importante y famoso del mundo” no por sus éxitos deportivos, sino por sus éxitos humanos.

“Es un club de éxitos humanos; deportivos también, pero el éxito más grande que tuvo fue ganarle a la muerte. Un grupo humano que no se rindió nunca y en el que primó la amistad y la solidaridad”, puntualiza Zerbino.

Como ejemplo de esto, sostiene que en los 73 días que estuvieron en los Andes ninguna persona murió de frío y asegura que muchas cosas tildadas de milagrosas “no son milagros”, sino “acciones extraordinarias de personas que pusieron amor en cada gesto”.

“Para tener resultados extraordinarios hay que conectarse con el amor. Y eso es lo más grande que tiene el club: es un club de amigos, de buena gente. No somos mejor que nadie, ni peor que nadie. Cuando llegamos a un lado, sabemos que solo se llega más rápido, pero acompañado se llega más lejos”, dice Zerbino.

La proeza de aquellos jóvenes uruguayos sigue sembrando emoción y asombro y más aún, ahora, con el reciente estreno de la película La sociedad de la nieve, del español Juan Antonio Bayona.

Para Eduardo Strauch, otro sobreviviente de los Andes, ese filme –que compite por el Óscar a mejor película internacional– se ajusta a lo que realmente pasó y narra la “tragedia” como siempre debió ser contada, según manifestó en una reciente entrevista con EFE.

Strauch (nacido en Montevideo en 1947) dijo que de las tres cintas que han sido rodadas en torno a la historia de los jugadores de rugby que se estrellaron en la cordillera de los Andes, la de 2023 es la que realmente les gustó a él y a los otros sobrevivientes.

“Esta es la que me gusta absolutamente.

Esta es la historia contada como siempre esperé que se contara, al final cayó en manos de este maravilloso Bayona y se cuenta como se tiene que haber contado siempre, como la real historia”, lanzó al mencionar el filme mexicano de 1976 y a la norteamericana Alive, de 1993.

La sociedad de la nieve relata la hazaña de los supervivientes del accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que transportaba a los integrantes del club de rugby Old Christians Club de Montevideo a amigos, familiares y cinco tripulantes hacia Chile.

El avión se estrelló el 13 de octubre de 1972 en un páramo de la cordillera andina alejado y hostil en el que los 16 sobrevivientes pasaron 72 días bajo temperaturas extremas, avalanchas y tormentas de nieve y alimentándose con los cadáveres de sus compañeros fallecidos.

Strauch alabó el ambiente y detalles logrados en la película, producto del trabajo de Pablo Vierci, autor del libro del mismo nombre que dio origen a la cinta, y del director, quien consultó con los sobrevivientes aspectos como el color del tapiz de los asientos, los olores del lugar y las sensaciones que experimentaron.

El arquitecto afirmó que la película ayudó a sanar a las familias de las 29 personas que fallecieron durante o después del accidente, pues les mostró cómo pasaron sus últimas horas.

“(Ayudó) para sanarse. Las familias de los muertos, 50 años después, todavía tenían heridas y al ver la película, que es tan real, es como si hubieran estado metidos ahí dentro, comprendieron una cantidad de cosas y se dieron cuenta de todo lo que habíamos sufrido y eso les ayudó mucho”, expresó.

UNA ODISEA

Strauch tenía 25 años cuando ocurrió lo que él llama “la odisea”. Era uno de los jugadores con más edad y, junto a sus dos primos sobrevivientes, Adolfo Strauch y Daniel Fernández, convenció a los demás de la necesidad de alimentarse de la carne de los fallecidos para sobrevivir.

“Los tres estuvimos de acuerdo que era la única manera de sobrevivir y nos convencimos bastante rápido de que era la única solución. Adolfo fue el primero que se ofreció a cortar, después Daniel y yo, y también colaboramos en la distribución del alimento, fue difícil vencer el tabú, pero una vez que lo vencimos fue claro que era lo que teníamos que hacer para vivir”, recordó.

Recordó que aunque algunos compañeros no aceptaron esa solución, ver que los demás ofrecían ser alimento en caso de morir en el lugar, los ayudó a convencerse.

“Fue un gesto tan maravilloso de solidaridad, algunos habían muerto ya, otros no y nadie sabía quién iba a ser el alimento de quién y cuando nos ofrecimos unos a otros, se terminó de convencer todo el mundo”, narró.

El uruguayo ahora cuenta lo sucedido sin reparo, pero confesó que hubo un tiempo en que prefirió callar para no herir a las familias de los fallecidos en la montaña y porque muchas personas querían saber la historia por morbo y no por la “hazaña humana” que fue.

Aunque ha vuelto al lugar de los hechos, aseguró que ver la película ha revivido sensaciones como cuando su compañero Antonio Vizintín tomó las fotografías días antes de ser rescatados y que son recreadas en la película más reciente.

“Es todo tan real y tan preciso, me acuerdo perfectamente de lo que sentía cuando me sacaban las fotos y pensaba ‘¿para qué?, ¿quién las verá?, ¿las verá alguien algún día?’. Siempre tenía una sensación… uff, muy rara y fea”, expresó.

Strauch confesó que los sobrevivientes están sorprendidos del furor que la nueva película ha causado entre las generaciones más jóvenes y considera que es parte de su necesidad de saber que personas de su misma edad pueden luchar y trascender.

“Los chicos están buscando eso que se ha disipado en esta sociedad, andan como locos buscando el inmediatismo, la felicidad con el consumismo y se dan cuenta de que no llegan a nada, esto les hace ver lo que somos los seres humanos y cuál es el real camino que hay que seguir para ser felices y cuántos valores y capacidades tenemos”, concluyó.

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Gustavo Zerbino

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Eduardo Strauch

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