20 may. 2025

Ajuste del salario mínimo por IPC no protege a trabajadores, alertan

El ex ministro de Hacienda Dionisio Borda advierte que el mecanismo actual para el reajuste del salario mínimo no protege el poder adquisitivo real del trabajador. Este año, se prevé una suba similar al 2024.

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Dionisio Borda

Cada año, la revisión del salario mínimo legal se realiza con base en la variación del índice de precios al consumidor (IPC), que mide cuánto se encarecen los bienes y servicios que consume la gente. Sin embargo, la precisión de ese cálculo depende directamente de qué incluye y qué excluye la canasta sobre la que se basa, además de que la última actualización se realizó hace más de cinco años, por lo que genera cuestionamientos.
Si bien el Banco Central del Paraguay (BCP) aclara que el IPC solo implica un estimador de la variación promedio de precios de una canasta representativa, puede estar subestimando la inflación que realmente sufren los hogares.

Actualmente, el salario mínimo es de G. 2.798.309 mensuales, vigente desde el 1 de julio de 2024. Teniendo en cuenta que la inflación interanual en estos meses del año está en torno al 3,8% y 4,0%, se podría estimar que el aumento rondaría entre apenas G. 106.335 y G. 111.932, rozando los G. 3 millones.

ARTÍCULOS DE LA CANASTA REPRESENTATIVA DEL IPC.png

Sobre esta línea, Dionisio Borda, ex ministro de Hacienda y analista económico, expresó su desacuerdo con el uso del IPC para el ajuste del salario mínimo y afirmó que no representa adecuadamente los gastos esenciales de los trabajadores.

“El salario mínimo basado en el IPC sirve a medias porque la canasta no representa el gasto de consumo de los trabajadores. El IPC refleja la variación de precios de más de 400 rubros de consumo que no son los bienes y servicios de la canasta del trabajador. Es necesaria una muestra de los consumos básicos, principalmente alimentos de los trabajadores, que, por lo general, es mayor que el IPC. Ese índice sectorial ayudaría a resolver el problema”, apuntó, al tiempo de enfatizar que los alimentos constituyen una proporción significativa del gasto de quienes tienen bajos ingresos.

“El salario mínimo se ajusta por el nivel del IPC que no protege el poder adquisitivo del trabajador porque el índice de alimentos es mayor que la inflación del IPC y al mismo tiempo, el ingreso del trabajador asigna dos tercios en alimento”, acotó.

Mipymes. Sobre el efecto de los aumentos del salario mínimo en el empleo informal y las microempresas, sostuvo que ambos sectores prácticamente no tienen impacto directo porque el salario mínimo no forma parte de su costo laboral.

Respecto al Consejo Nacional de Salarios Mínimos (Conasam), Borda comentó que si bien es una institución que monitorea los precios y representa un espacio intersectorial, de intercambio de negociación, le falta una asesoría técnica para producir informes periódicos.

El actual ministro de Economía, Carlos Fernández Valdovinos, reconoció las limitaciones del método vigente para ajustar el salario mínimo, lo que también fue admitido por el mismo presidente Santiago Peña. Valdovinos dijo que el IPC utilizado es adecuado para la política monetaria, pero no refleja el consumo real de los trabajadores que perciben el salario mínimo, por lo que propuso la creación de una nueva canasta que represente con mayor precisión los patrones de consumo. Mencionó que se están llevando a cabo conversaciones con las centrales obreras para desarrollar este nuevo índice.

Actualización de encuesta será en segundo semestre
Si bien el BCP ya anunció que se prepara una nueva encuesta con miras a actualizar la canasta base del IPC, se prevé que lo haga recién en el segundo semestre de este año. La metodología que rige hoy fue actualizada en 2017 y se construyó con la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares realizada entre 2015 y 2016. La encuesta tomó como muestra a 2.040 hogares del área urbana de Asunción y Central, lo que ya limita su representatividad. Fueron seleccionados 465 artículos, de los cuales 358 corresponden a bienes y 107 a servicios. Para incluirlos en la canasta, se exigió que cada producto tenga al menos una participación del 0,03% en el gasto total promedio del hogar. Ante esto, más de 5.900 artículos que también fueron reportados en la encuesta se excluyeron o fueron fusionados con otros similares. Además, servicios que hoy son comunes, como plataformas de streaming o suscripciones digitales, ni siquiera fueron tenidos en cuenta.

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