“Estos adictos no respetan absolutamente nada. Rompen sectores del techo de varios de los panteones, destruyen candelabros, hurtan sillas, fuerzan y rompen puertas de panteones, destruyen las fotos de los difuntos y hasta mueven de lugar los ataúdes”, indicó un poblador, que prefirió mantenerse en el anonimato por razones de seguridad.
Por otra parte, propietarios de locales gastronómicos, ubicados en el centro mismo de la ciudad, manifiestan que no pueden descuidar un segundo de los chespis que merodean la zona, porque ante cualquier descuido son víctima de robos. “Se llevan sillas, mesas, cubiertos, hasta las garrafas. Por las madrugadas tenemos que asegurar con cadenas y candados. Estamos cansados”, dijo. DB