Se destinaron USD 130 millones para esa obra cuya construcción demandó una década. Sin embargo, desde su inauguración presenta fallas y gran parte de este año está parado.
El ingeniero Augusto Federico Ríos Tonina, hidrólogo especializado en Milán (Italia), sostiene que esta obra “es un engaño”.
En sus palabras, se trata de un “proyecto fallido” y fundamentó “es imposible” que este acueducto vaya a bombear fácilmente agua desde el río Paraguay, pues está a “contrapendiente de 220 kilómetros y 50 metros de cota negativa”. Es decir, lecho fluvial está a 50 metros debajo de donde están las tuberías de distribución.
“Esto se llama pendiente negativa y se tiene enviar agua contra pendiente. Generalmente, no se hace acueductos tan largos con la pendiente negativa; siempre se busca pendiente positiva para que el transporte del agua sea por gravedad”, explicó.
Cuestionó que este tenga una serie de defectos y que, en la realidad nunca hubo un estudio de factibilidad que haga viable el proyecto.
Para el experto, este acueducto se hizo solo para robar. “Es un proyecto fracasado desde el inicio”, insistió al señalar que previa a la palada inicial –durante el Gobierno de Federico Franco– la Contraloría General de la República (CGR) inició una investigación ante las denuncias presentadas en su momento con relación a dichas fallas de origen.
Omisión fiscal. En la auditoría de la CGR, según el denunciante, se vaticinaba que iba a ser una “obra fallida” y cuestionaba, además, su alto costo. Hubo un dictamen sobre el particular, pero todo se mantuvo “en secreto”, según el denunciante.
Al cumplirse las previsiones respectivas, a título personal, Ríos Tonina acudió –en agosto pasado– ante la Fiscalía General del Estado para solicitar la apertura de una investigación contra funcionarios de la CGR que avalaron la el proyecto del acueducto del Chaco.
En los habitantes del Chaco Central, esta megaobra generó muchas expectativas. Es más, durante la serie de inauguraciones que se dieron con el bombeo de agua de Casado a Loma Plata, las autoridades de turno festejaron ese acontecimiento.
Sin embargo, las fallas no tardaron en aparecer en las aductoras, luego desde diciembre del 2022 se encuentra sin funcionamiento.
En Puerto Casado, donde se encuentra la planta de tratamiento que bombeo agua desde el río –a cargo de la Essap– apenas distribuye el líquido vital a unos 5 kilómetros a la redonda y alcanza solo para el casco urbano, donde también existen quejas de parte de los vecinos por la precariedad en el suministro.
El servicio de agua potable llega a cuenta gotas y no funciona las 24 horas, según los pobladores. A esto se suma que las comunidades indígenas literalmente quedaron fuera del beneficio, ya que siguen padeciendo penurias por la falta del líquido vital.