El acto más simbólico tuvo lugar en la Facultad de Derecho de la Universidad de São Paulo (USP), donde cientos de personas se congregaron para la lectura de dos manifiestos contra los “ataques infundados” que cuestionan “la limpieza” de las elecciones, en una jornada calificada de “histórica”, que terminó con gritos de “Fuera Bolsonaro”.
En ninguno de estos documentos se menciona explícitamente al jefe de Estado, pero esta movilización de los más diversos sectores de la sociedad fue un recado a Bolsonaro y su campaña contra la legitimidad del sistema de votación, en vísperas de los comicios más polarizados de la historia de Brasil.
“Tenemos un presidente que es muy hostil a la democracia. El acto de hoy demuestra que esa aventura de ruptura no es aceptable”, afirmó a Efe el jurista Oscar Vilhena, principal articulador de uno de esos manifiestos, que ha reunido casi un millón de firmas desde que fue divulgado el pasado 26 de julio.
CRUZADA. Bolsonaro, que en las últimas semanas se ha mofado de estos documentos, que tildó de “cartitas” con sesgo “político”, tiene en su punto de mira a las urnas electrónicas que el país usa para el conteo de votos desde 1996 sin ninguna sombra de sospecha.
A través de ese sistema, elogiado en multitud de ocasiones por observadores internacionales, el capitán retirado del Ejército fue elegido diputado federal cinco veces y presidente en 2018.
Pero ahora sostiene, sin pruebas, que las urnas electrónicas no son “transparentes” y propician “fraudes”, tesis a la que se han sumado algunos sectores de las Fuerzas Armadas y grupos de ultraderecha.
Esos ataques han ido ganando fuerza a medida que las encuestas electorales lo alejan de la reelección y dan todo el favoritismo al ex presidente progresista Luiz Inácio Lula da Silva, su mayor adversario político y quien ha mostrado su apoyo a estos manifiestos.
Así empezaron a surgir estos manifiestos “apartidarios” en defensa de la democracia y a favor del sistema electoral, inspirados en otro que se lanzó hace 45 años en la misma fecha, el 11 de agosto de 1977, para denunciar los abusos de la dictadura militar que entonces imperaba en Brasil.
“Queremos elecciones libres y tranquilas, un proceso sin noticias falsas, ni intimidaciones”, afirmó el rector de la USP, Carlos Gilberto Carlotti, en la apertura del acto de este jueves, que transcurrió bajo una enorme expectación mediática.
En este primer evento se dio lectura a un manifiesto impulsado por más de un centenar de entidades, entre ellas influyentes patronales industriales, los principales bancos del país, numerosos sindicatos y organizaciones de derechos humanos.
El economista Arminio Fraga, ex presidente del Banco Central, abogó en su discurso por “salvar” lo que “fue conquistado a lo largo de años” frente a “amenazas autoritarias y populistas”.
En la primera fila del Salón Noble de esta universidad pública, pero elitista, escuchó con atención la diputada federal Joice Hasselmann, una bolsonarista hoy arrepentida. “La democracia está siendo amenazada en nuestro país. El presidente nos ha dado reiterados motivos para preocuparnos”, declaró Hasselmann, quien afirmó que Bolsonaro se ha convertido en un “corrupto deshonesto” al que cree “capaz de intentar dar un golpe” de Estado si pierde las elecciones.