Este lugar, bautizado Espacio Cultural Roa Bastos, es el resultado del trabajo conjunto entre la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y la Fundación Augusto Roa Bastos, que lideran Mirta y Carlos Roa, hijos del autor.
Su objetivo es preservar del olvido el legado del afamado escritor creador de obras cumbres como Hijo de Hombre (1960) y Yo el Supremo (1974), entre otras.
“Tenemos aquí todo lo que ha sido la preparación de sus escritos, sus primeras ediciones, sus objetos personales, desde la infancia hasta su madurez”, explicó Germán García da Rosa, director de la oficina de la OEI en Paraguay.
Entre la colección que conforma la exhibición permanente de este lugar destacan varios de los 150 libros e innumerables notas escritas a mano por Roa Bastos y que extravió en Argentina, a donde se exilió en 1947 después de que el diario El País, en el que trabajaba, de línea opositora, fue atacado, según detalla su biografía, escrita por el periodista paraguayo Antonio Pecci.
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Los documentos aparecieron en Buenos Aires en 2020 y fueron entregados dos años después a la familia del autor.
“Tienen un valor enorme, porque dentro de estos libros hay anotaciones que don Augusto estaba haciendo cuando preparaba su gran obra, Yo el Supremo, en el momento culmen de su carrera”, agregó García da Rosa sobre este texto que fue traducido a más de 20 idiomas.
El peregrinar del escritor, que salió en 1976 de Argentina con rumbo a Europa a raíz del golpe militar del general Jorge Rafael Videla, y luego, en 1982, volvió al Viejo Continente tras ser expulsado por el dictador Alfredo Stroessner, también queda manifiesto en una maleta, vestimenta, documentos de viaje y correspondencia exhibida.
La muestra la completan objetos personales de Roa Bastos –quien en su segundo exilio en Europa recibió la ciudadanía española–, con recuerdos de su infancia, adolescencia y del proceso de madurez creativa, así como sus instrumentos musicales, su escritorio y la computadora donde preparó sus últimos trabajos.
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También se exhiben fotografías del literato que muestran sus contactos con “el mundo intelectual, con sus amigos escritores”, entre ellos la poetisa y dramaturga española Josefina Plá, o que inmortalizan recuerdos, como una visita a Asunción del recién fallecido autor peruano Mario Vargas Llosa, con quien mantuvo una “profusa” correspondencia.
De esa recopilación de imágenes, agregó el funcionario, destaca igualmente una foto de Roa Bastos en el aeropuerto, cuando, aseguró, “tuvo que irse a sus exilios”.
“Ese es el eterno exiliado. Hay que reconocerle (a Roa Bastos como) el eterno exiliado que siempre mantuvo el contacto con su Paraguay querido”, concluyó García da Rosa.
Fuente: EFE.