Lic. Clarisa Enciso
En una escena musical que ha crecido, mutado y florecido en las últimas décadas, Paiko sigue siendo un pilar emocional, estético y creativo para generaciones de oyentes paraguayos. La banda, formada en 1999 y autora de himnos como Piraretã, Quiero, Kurusu Vera y Si te vas, celebra este 2025 nada menos que 25 años de trayectoria, y lo hace con nueva música y muchas historias que contar.
Se trata de su más reciente sencillo, Al son del corazón, que no solo marca su regreso discográfico tras un largo tiempo, sino también inaugura una nueva etapa cargada de introspección, tecnología, raíces y amor por la canción.
Al son del corazón no es solo una composición nueva. Es una declaración de principios. La banda, integrada por Enriqute Zayas (voz principal, guitarra y armónica), Rodrigo Ferreiro (voz y guitarra), Carlo Borghetti (voz y bajo) y Sebastián Gulino (batería y percusiones), decidió que esta canción fuera el primer paso de su reencuentro con el público.
“Es una canción superíntima, fiel a nuestro sonido, sin intentar seguir ninguna moda ni algoritmo. La hicimos desde el alma”, explican Enrique Zayas en un mano a mano con Última Hora.
El tema traza una analogía entre el corazón como órgano vital y el motor de una máquina: ambos impulsan, generan combustión, adrenalina, energía.
“No es casualidad que el corazón haya estado presente en casi todas nuestras portadas de discos. Este sencillo es un homenaje a ese símbolo que nos acompaña desde siempre”, agrega.
UN REGRESO A LA MÚSICA Y A UNO MISMO
Desde el lanzamiento de su disco Eléctrico en 2020 –grabado en México, pero lanzado en plena pandemia–, Paiko no había presentado material nuevo. La pausa no fue solo musical, sino también existencial. El retorno se dio oficialmente en 2023, con un emotivo show en Madrid, España.
“Fue un regreso muy esperado. Estábamos listos, con ganas, pero queríamos hacerlo con algo nuevo, con algo que dijera ‘estamos de vuelta’ desde la música”, relata Zayas.
Agregó que el público español les brindó una calurosa bienvenida, para luego hacer shows de bienvenida en Asunción y en otras ciudades del país, entre los que les tocó ser teloneros del grupo mexicano Maná, en el estadio La Nueva Olla, en el 2024.
“En todo momento, vimos reflejado el cariño, el amor de nuestro público y esa conexión tan interesante que se mantiene entre Paiko y el público”, destacó.
La elección de este nuevo sencillo fue el resultado de un proceso colectivo, pero también ordenado.
“Los cuatro componemos y teníamos muchas ideas, así que convocamos al productor Juno Forquetina como una especie de árbitro artístico. Él eligió esta canción entre varias semillas. Y sentimos que acertó”, recuerda.
Por primera vez en su carrera, Paiko trabajó de manera remota en la producción de un tema. Mientras el productor dirigía las sesiones desde México vía Zoom, los integrantes de la banda grababan en distintos estudios de Paraguay: guitarras en Supernova (Diego Serafini), bajo y batería en Lobo Recording (Nico Melgarejo), y otras pistas en Limbo Studio (Mike Cardozo).
“Fue una experiencia nueva, desafiante y enriquecedora. Juno tenía el control de la mezcla en tiempo real desde su computadora. Usamos la tecnología para acercarnos, no para alejarnos”, comenta.
EL PULSO DEL PAÍS Y GENERACIONES CRUZADAS
Más allá de lo técnico, hay algo que nunca cambia en la música de Paiko: su conexión con lo humano, con lo local. En tiempos donde la música paraguaya busca expandirse al mundo, la banda reconoce con orgullo el crecimiento de la escena nacional.
“La veo más viva que nunca, con talentos en todos los géneros, desde el indie hasta el urbano, el folclore contemporáneo, el rock, el jazz. Siento que tenemos una selección nacional tremenda de artistas. Falta muy poco para que toda la región descubra la fuerza musical del Paraguay”, afirma Zayas.
En ese sentido, la identidad paraguaya no es algo que la banda busque forzar, sino que emerge de manera natural.
“Nos pasa seguido que escuchamos una polca o una guarania y sentimos un llamado. Así, nos sucedió con Kurusu vera, y estamos seguros de que volveremos a reinterpretar canciones de nuestra música popular. Lo hacemos desde la emoción, desde la intuición”, refiere.
Una de las cosas que más emocionan al carismático grupo es descubrir que su música sigue conectando con públicos diversos.
“Tenemos fans de todas las edades. Hay quienes nos siguen desde el año 2000, pero también muchos jóvenes que nos descubren ahora, escuchan este nuevo sencillo y después se van hacia atrás a conocer todo el repertorio. Eso es muy gratificante”, explica.
Estos 25 años de arduo trabajo los encuentra en una etapa vital distinta, donde la familia también forma parte del arte. El videoclip de Al son del corazón tiene una participación muy especial: Lina Borghetti, hija de Carlo, bailarina profesional, coreografía e interpreta la danza junto a Florencia Gómez.
“Fue muy emotivo. Ver a nuestros hijos y sobrinos integrándose al proyecto es algo que jamás imaginamos en nuestros comienzos”, recalca.
EL PASADO COMO IMPULSO, NO COMO PESO
¿Harían algo diferente en su carrera?, fue la pregunta que lanzamos a la mesa de Enrique a lo que reconoce que si pudieran cambiar algo del pasado, sería simplemente grabar más canciones.
“Antes, grabar era muy costoso. Hoy la tecnología lo hace más accesible. Sentimos que podríamos haber documentado más nuestra historia musical”, confiesa.
Sin embargo, Zayas sabe que dejaron una huella importante. Su primer disco Al natural (2000) significó un punto de inflexión para la música popular hecha en Paraguay.
“Nos cuentan que ese álbum ayudó a abrir puertas en medios de comunicación para una nueva camada de bandas. Fue un paso del underground a lo popular. Nos llena de orgullo haber sido parte de eso”, recuerda orgulloso.
Además del sencillo y el videoclip ya disponibles en plataformas, la banda planea un año lleno de actividades por su 25º aniversario: conciertos en Asunción y otras ciudades, un posible regreso a Europa, más lanzamientos y quizás un documental, llevando la celebración hasta el 2026 para seguir en contacto con sus seguidores.
Al ser consultados sobre cómo se imaginan dentro de diez años, la respuesta es clara y sin poses: “Nos imaginamos igual que hace 25. Cuatro amigos escribiendo canciones para más amigos”, sentencia.