El funcionario público, sudoroso, vuelve a casa en un barrio de Asunción. Saluda a la esposa, maestra de escuela, quien está planchando ropas.
–Mi jefe, en el Ministerio, me está reclamando las planillas y no te estás moviendo. Hace una semana ya me dieron y apenas cuatro firmas tenemos.
–¿Con este calor querés que ande recorriendo por el barrio?
–¿Y vos querés que me descontraten, piko, mi reina? Vos sabés bien que hendy nuestro presupuesto.
–No es ko fácil, papito. Nuestros correligionarios de aquí del vecindario ya fueron toditos visitados por los de la Seccional.
–Y a esos lo mismo nomás tenés que hacerles firmar, si son planillas diferentes.
–¿Firma jo’a, piko?
–¿Y quién gua’u lo que tanto va a controlar? Y a esos tus parientes alhaja también hay que llevarles la planilla.
–Ellos ko están en Pirayú. ¡Nde tavy! Ni loca me voy a ir hasta allá.
–No hace falta. Pedile que te envíen su número de cédula por WhatsApp y vos nomás firmás.
–¿Se puede, piko, hacer así?
–¡E’a! ¿Preferís irte en Pirayú? Otra cosa: esos tus alumnos de la escuela...
–¡Aichejáranga! Mitã'i meme ningo umía...
–Nambréna. Esos más grandecitos tienen que ensayarse ya en las luchas cívicas. Y poné, además, a todas las maestras. Andate en la Supervisión de Zona y conseguí la lista de todos los funcionarios de los tres turnos con su número de cédula. Enteropaite ñamoingéta planillape.
–¡Che Dios! ¿Sin preguntarle? Voy a ir a parar a la Fiscalía, si me pillan.
–Nada que ver, mi hija. ¿O ya te olvidaste que el primero que pidió la reelección de Cartes en la última Convención fue el hermano del fiscal general? Por ese lado no apeligramos nada. Esta co es una situación de urgencia. ¿Sabés a quién también hay que agregarle? A tu prima Zulma.
–¡Anínati! Vos mismo decís por ella que es zurdita.
–¡Enterate na, mi amor! Los zurdos ahora nos apoyan.
–Nda entendevéima ko política... De todos modos, ella no puede firmar. Desde el año pasado está en España.
–¡Di tidis midis, ni pidi firmir! (en tono burlón) ¿Querés que me echen, boluda? Poné cualquier número de cédula y firmá vos. ¡Y pensá en alguien más!
–¡El abuelo Lorenzo! Él masiado colorado era.
–Era. Nos dejó el mes pasado.
–¡Nis dijí il mis pisidi! Me parece que vos lo que sos boludo.