La historia empezó en el 2013. La víctima tenía 13 años y trabajaba como empleada doméstica en la casa del imputado, ubicada en la localidad de Horqueta, Departamento de Concepción.
El 13 de agosto del 2013 la profesora de la niña recomendó a los padres realizarle algunos estudios médicos a la adolescente, en base a algunos comportamientos que había manifestado la niña.
Los padres llevaron a su hija hasta una clínica privada y se constató que la misma estaba embarazada. Ante el Ministerio Público relataron que ellos, por la confianza, habían accedido a que su hija vaya a la casa del hombre a ayudarle, pues este en marzo del 2013 les pidió ayuda porque su esposa estaba muy enferma.
La fiscala Carolina Quevedo imputó al involucrado. En su defensa el encausado decía que era impotente, y que incluso no se realizó el estudio seminal, según fuentes fiscales. Finalmente, la Fiscalía solicitó la prueba de ADN entre el procesado y el hijo de la niña abusada.
La Justicia le había otorgado el arresto domiciliario al hombre en medio del proceso. Cuando en agosto del 2015 el fiscal Carlomagno Alvarenga, que reemplazó a Quevedo, presentó acusación por abuso sexual en niños contra Barreto, la defensa del abogado Gustavo Galeano Roy había solicitado el sobreseimiento definitivo porque el Ministerio Público no especificaba la fecha del abuso.
Además presentó una homologación del acuerdo de asistencia alimentaria entre su defendido y la adolescente víctima.
Finalmente, el juez Jorge Benítez Ruiz rechazó la acción y dio lugar a la acusación, levantando el arresto domiciliario y solicitó la detención.
El sexagenario se encuentra prófugo y es buscado por haber abusado de una niña de 13 años, que es la madre de su hijo.