Por Gustavo Olmedo | golmedo@uhora.com.py
“Nosotros no nos conformamos con entretener”, señala Cotelo, al tiempo de afirmar que la película simplemente invita a plantearse realidades sin dejarse vencer por prejuicios o temor a cambiar. “No hemos de tener miedo a la verdad”, asegura, y añade que el filme, simplemente, propone historias humanas y que “el resto, lo hace cada espectador al salir del cine, en la única película que realmente importa: su vida real.”
Con este filme, la productora Infinito Más Uno incursionó en una nueva forma de distribución cinematográfica, ya que solo tenía fecha de estreno, pero no distribuidora ni salas de cine. Cotelo explica que todo el movimiento que se dio fue a través de los pedidos que la gente realizó vía internet, buscando que el filme sea proyectado en sus ciudades. La difusión se concretó a través de los tráilers y los anuncios sobre la producción.
¿Por qué eligió este tema para una película, habiendo tantas opciones temáticas?
Imagine que usted supiera cuál es la receta para curar el ébola. Y que esa receta fuera gratuita, y que ya se hubiera demostrado su eficacia, no en teoría, sino en la práctica, con enfermos que se han curado tras tomarla. ¿Hablaría de ello, o sus conversaciones girarían en torno a otras opciones temáticas? TIERRA DE MARÍA surge de descubrir que hay una receta gratuita, que cura todas las heridas del corazón humano, pero que muchas personas no conocen, o piensan que no funciona sin haberla probado, y caminan sin esperanza por la vida, acumulando nuevas heridas.
¿Cuál es el mensaje central que plantea?
La película es una invitación a perder el miedo a conocer la verdad sobre Dios y cada uno de nosotros. No hemos de tener miedo a la verdad. Si en la investigación valiente sobre Dios, una persona descubre que no hay Dios... entonces vivirá en consecuencia, sin Dios ni sus leyes. Pero si descubriera que es verdad que somos amados, perdonados, esperados, mirados con amor por nuestro Creador, como un padre bueno mira a sus hijos y que sus leyes son el camino para una vida mejor... ¿tendrá miedo de cambiar lo que haya que cambiar? Ésa es la investigación planteada en la película Tierra de María. Averigüemos, en la práctica, si las recetas de Dios funcionan para nuestra propia felicidad en la tierra. Sin miedo a la verdad.
¿No le parece un tema “demasiado religioso” para un filme en estos tiempos? ¿No teme a la crítica?
El miedo no puede conducir, nunca, a nada bueno. No espere que yo decida nada conducido por el miedo. Quien tenga miedo a las críticas, que no sea futbolista, ni director de cine, ni político, ni empresario, ni salga a la calle para nada. Encerrado en tu casita, nadie te critica.
¿Qué desafíos implica hacer cine religioso en la actualidad?
Los mismos que para cualquier película. El desafío es idéntico: que el espectador salga de la sala contento por su apuesta de tiempo y de dinero. A eso añadiría que nosotros no nos conformamos con entretener, que es lo básico de cualquier película, sino que aspiramos a provocar en cada espectador una reflexión y una invitación a amar más al salir del cine. Los sacrificios no pesan cuando se ama el destino al que te diriges. Aún no se ha inventado el amor que no exige sacrificios.
¿Por qué el filme gira principalmente sobre la duda?
Dudar es humano, dudar es sano, dudar te abre las puertas al crecimiento personal. El ser humano ha avanzado siempre a base de preguntarse, de meterse en los territorios apasionantes del misterio. Lo malo es perder el deseo de conocer, lo malo es la apatía y la rutina, lo malo es estancarse en la comodidad y dar por válidos los tópicos imperantes, sin someterlos a juicio. El conocimiento y el amor van unidos. Cuanto más se conoce a Dios, más se le ama y crece más el deseo de acercarse a Él. Solamente la ignorancia de Dios provoca apatía. Cuando no le amamos, es porque no le conocemos o porque nos han contado una caricatura sobre Él, que se parece un poco... pero que distorsiona su realidad.
¿Por qué enfatizó en varios tramos de la película el tema de la libertad?
Porque es el territorio inviolable en el que nos movemos para amar. Sin libertad, no es posible amar. Dios nos ha creado libres, porque espera que le amemos y nos amemos libremente. Si nuestro destino no fuera el amor, tal vez nos habría programado sometidos a leyes físicas y químicas, como al resto de las criaturas del Universo. Pero a nosotros y a los ángeles, nos ha dado la libertad para escoger. Con todo su poder, Dios no puede obligarnos a amarle ni a amarnos entre nosotros; Él respeta nuestra decisión. Nos lo pide, nos lo suplica, nos enseña a amar sin límites, pero no nos obliga. Es fundamental que seamos conscientes de que nuestro presente y nuestro futuro está en nuestras manos.
Este filme ¿Cambió alguna visión que tenía sobre estos temas?
Deseo que el conocimiento de todas estas realidades no se reduzca a una simple colección de experiencias ni de conocimientos teóricos sobre la fe. Mi meta no es ser más listo ni saber más cosas, sino amar más, con hechos concretos de servicio a los que me rodean. No me importa tanto si cambia mi visión de la realidad, sino si cambia mi corazón y crecen mis obras concretas de amor. La teoría que no lleva a la práctica... se reduce a una línea más en tu currículum, a un recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Hoy deseo amar más que ayer, más que cuando empecé a hacer esta película. Eso es lo que debo cambiar.
¿Piensa que el filme es un aporte para la sociedad actual?
No me hago esos planteamientos tan grandilocuentes. No me pregunto lo que aporto a nuestro tiempo, sino lo que aporto a cada espectador, a uno solo. Si le aportó una caricia, una invitación amable al amor, me doy por satisfecho. El resto, lo hace cada espectador al salir del cine, en la única película que realmente importa: su vida real.
¿Considera que la fe es razonable?
Depende de la fe en qué. La fe en que procedemos de la nada y vamos a la nada, me resulta la fe más irracional posible, una pirueta intelectual imposible de sostenerse, puesto que de la nada... surge nada. La fe en la casualidad, en la ausencia de causa, me parece irracional, insostenible. En cambio, la fe en que todo tiene una causa, en que nada sucede de casualidad, me parece racional. Así como la fe en la existencia del misterio. Es racional saber que el límite de la realidad no es mi propia inteligencia, es racional creer que la realidad es mayor que lo que yo comprendo, es racional aceptar la existencia de misterios, es racional aceptar que el mundo ha sido creado por Alguien con voluntad, no por algo sin vida. Es racional aceptar que somos materiales y espirituales, porque la materia no llora, no ríe, no odia, no ama. Es racional aceptar nuestra dimensión espiritual. Lo contrario es un acto de fe asombroso.
