“Como soy un siervo de Dios, me encomendé a él y le pedí una oportunidad, probé de nuevo y la celda se abrió”, comenzaba diciendo Julio César Recalde, el hombre que se había fugado del calabozo de la Comisaría 8ª Metropolitana en la noche del jueves y que fue recapturado en la madrugada de ayer.
El hombre, por cuya fuga están siendo investigados agentes policiales de la citada comisaría, detalló a los medios de prensa que lo escuchaban cómo hizo para ganar la libertad. “Entré en el calabozo, me senté encima de un colchón y encontré un cuchillo. Paraguay estaba jugando contra Perú, recuerdo. En ese momento fue que encontré un cuchillo en el suelo, por lo que dije: ‘Voy a tantear si abre’. Tanteé una vez y no se abrió; después probé otra vez y no pude”, seguía relatando.
A renglón seguido recalcó que las puertas del calabozo se le abrieron de par en par luego de encomendarse a Dios, y negó que algún policía haya posibilitado su fuga.
“Cuando se abrió el portón solo estaban unos niños afuera. Después abrí la puerta y salí como si nada”, añadió.
pOLICÍAS INVESTIGADOS. Sin embargo, la fiscala Fátima Capurro sostiene que la versión no es para nada creíble y por eso ya pidió informe en la citada sede policial, para que dé a conocer la lista de los agentes policiales que estaban asignados a la guardia durante la noche del viernes.
Además, expresó que un agente policial, el que informó de la fuga, será citado para declarar esta mañana, para que pueda brindar más datos sobre lo ocurrido.
El caso. De acuerdo a los antecedentes que manejan los investigadores, Recalde fue capturado primeramente tras un asalto del que fue víctima Andrea Marlene Moreno Iglesias, a quien despojaron de su teléfono celular marca Samsung Galaxy, en la zona del supermercado Stock, ubicado sobre la avenida Félix Bogado de Asunción.
Tras el robo, oficiales que patrullaban por la zona lograron detener a Recalde, que tenía en su poder el teléfono que fue robado de la mujer, más o otros objetos. También fueron hallados guantes de látex y un estoque de mango de color azul de 20 centímetros, con el que –se presume– amenazaba a sus víctimas a la hora de cometer los asaltos.
Los agentes policiales lo llevaron hasta la Comisaría Octava, donde quedó a disposición del Ministerio Público. La fiscala Capurro lo había imputado por robo agravado y pedido la detención del mismo.
Sin embargo, en la noche del jueves logró fugarse de su celda, en cuyo interior fue encontrado el candado con el que tenían asegurada la puerta del calabozo.