21 jun. 2025

Reincidentes y excluyentes

Estela Ruiz Díaz TW: @Estelaruizdiaz

Se sabían los nombres de los candidatos al Senado. Pero en el fondo se abrigaba una leve esperanza de que la verdad no fuera tan cruda. Pero llegó el día de la oficialización y se confirmaron las peores sospechas: las listas de los principales movimientos de los partidos tradicionales, ANR y PLRA, repiten figuras, muchas de ellas muy cuestionadas, y otras directamente con cuentas en la Justicia.

Sin dudas, las de la ANR fueron el foco de atención. La palabra renovación está ausente. La mayoría busca la reelección y hay escasas nuevas figuras. Los que se van a estrenar en el Congreso tampoco son nuevos en la política, como el vicepresidente Juan Afara (disidente) o Antonio Barrios (cartismo).

El PLRA tampoco mostró rostros nuevos. Mismas candidaturas, algunos ya casi como vitalicios y varios con antecedentes judiciales como Enzo Cardozo o Salyn Buzarquis.

El Frente Guasu de Fernando Lugo está en lo mismo. Tiene un pleito puertas adentro porque quiere imponer a su amigo Miguel Kencho Rodríguez, y eso significa correr la lista. Probablemente la víctima será Esperanza Martínez, vapuleada internamente por sus camaradas masculinos.

Otras fuerzas progresistas volverán a competir con los mismos senadores, algunos bajo otras denominaciones, como Arnaldo Giuzzio. Avanza País repetirá fórmula: Adolfo Ferreiro y Miguel López Perito.

En los primeros lugares figuran los de siempre, por lo tanto el nuevo Senado del 2018 será el viejo Senado de siempre.

El cálculo político para el 2018 se hace en base a la integración actual, donde hay preponderancia de colorados (19 bancas) y liberales (13 bancas). Juntos tienen 32 bancas y el resto se reparten el Frente Guasu (5), Unace (2), PDP (3), Avanza País (2) y PEN, 1. Teniendo en cuenta la inercia electoral, no habrá muchas diferencias en la composición. Probablemente los cambios se den en el tercer espacio, en sus distintas vertientes, donde la puja será más dura.

El Partido Patria Querida está haciendo una fuerte apuesta por figuras nuevas y con ello pretende darle bríos a la nucleación, una fórmula que sirve para evitar la extinción, pero que deja dudas sobre el fortalecimiento institucional. La victoria de Hugo Rubin y Eduardo Petta en el periodo anterior oxigenó al PEN, pero no sirvió para revitalizar internamente el partido. Una franquicia política siempre implica riesgos.

CARTISMO. La lista más esperada fue la de Honor Colorado, porque se sabe que el presidente de la República maneja con suma reserva sus decisiones políticas. Su equipo político deshojaba margaritas pensando en la ubicación en la lista. Tenían presunciones y recién el martes, día de la oficialización, confirmaron sus lugares.

Luego de la elección de Santiago Peña como candidato presidencial, se especulaba que su lista al Senado sería una amalgama entre políticos y gerentes. Pero Cartes privilegió a la vieja guardia colorada en su nómina. En los primeros siete lugares reinan Zacarías Irún, González Daher, Samaniego, Osorio, Monges y Bogado. Todo su discurso antipartido y anticaudillos fue triturado por la real politik. No tuvo empachos éticos con algunos que rayan la delincuencia y pensó con estrategia geográfica: González Daher, Osorio, Bogado y Lilian tienen peso en Asunción y Central. Monges en Paraguarí y Zacarias en Alto Paraná, los distritos con mayor peso en el padrón colorado. A pesar de su poder, Cartes no se animó a ubicar en mejores lugares a dos figuras nuevas y jóvenes: Sergio Godoy y Roberto Moreno.

Leales que hicieron lo imposible en la batalla mediática fueron dejados de lado. Pipo Alfonso quedó en el puesto 12, prácticamente fuera; mientras que Luis Canillas ni siquiera fue a Parlasur, donde se ubicó Maru Crichigno, cuyo pase político tiene demasiados puntos oscuros. Darío Filártiga prácticamente es relleno: quedó en el puesto 14.

Mario Abdo Benítez tampoco hizo la diferencia y no se animó a modificar la estructura: Silvio Ovelar, Galaverna, dos de la vieja guardia colorada.

La novedad fue la inscripción de la candidatura de la congregación cristiana Pueblo de Dios para completar el desconcierto.

CUPO FEMENINO. En la mayoría de las listas al Senado, la mujer está relegada al límite que exige la ley: en el puesto 5. Si no hubiese obligación legal, probablemente serían arrinconadas en los últimos lugares. Lilian Samaniego mejoró su posición quedando en el 4, pero hasta el lunes a la noche sus correligionarios buscaron excluirla. Blanca Ovelar fue puesta en el 5. El ex presidente Nicanor Duarte tampoco hizo la diferencia con María Elsa Caballero.

El tercer frente tampoco es amigable con las mujeres. Esperanza Martínez, a pesar de haber sido la ministra estrella de Lugo por su labor en el campo de la salud, vive recibiendo codazos de sus camaradas. No se sabe aún qué lugar ocupará.

En Avanza País, después de Ferreiro se apuntaba Josefina Duarte, la histórica dirigente febrerista y activista social. Pero pretenden desplazarla por Miguel López Perito.

Las listas parlamentarias revelan que no habrá cambios significativos en el país.

Vaticinan un futuro sin avances, más allá de quien sea electo presidente de la República.

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