09 may. 2025

Paraguayo cuenta cómo superó un trasplante de cráneo en España

Un tumor de meninges le cambió la vida por completo, tanto que debido a la deformación del rostro llegó al punto de perder parte de la vista. La alternativa a su situación era someterse a un trasplante de cráneo y la búsqueda de un donante duró dos largos años para Fernando Isaac Gómez, un paraguayo de 28 años que cinco años atrás migró desde Atyrá, Cordillera, a España, con la intención de ampliar su horizonte.

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Fernando ahora quiere trabajar y lograr la estabilidad que fue a buscar a la Madre Patria. Foto: elnortedecastilla.es

Para él fue una bendición el haber tomado esa decisión, porque un trasplante de cráneo hubiese sido imposible en Paraguay por la premura de su caso y el costo que implica.

A sabiendas de los riesgos, entre ellos la pérdida parcial del olfato, no dudó en aceptar la cirugía para el cambio de frente, órbitas y base del cráneo. “No me importó eso porque la cuestión era estar vivo. La vista perdí un poco, veo en un 90% ahora, llevo gafas de una gradual fuera de lo normal, uso unas gafas que cuestan 500 euros (más de G. 3 millones)”, afirma en contacto telefónico con Última Hora.

En setiembre de 2014, se realizó la cirugía en el Hospital Salamanca, España, y, a un año de la intervención, Fernando no requiere controles periódicos ni medicación antirrechazo porque la operación fue un éxito, como él mismo lo destaca.

“Nada de controles ni medicación. Tuve una buena reacción, el hueso se acopló bien y hasta ahora no siento ninguna dificultad ni queja alguna”, indica.

Valoró el gesto de los médicos que lo atendieron, por no poner trabas a su condición de migrante, y se concentraron en la enfermedad y su solución, llevando adelante una intervención pionera de reconstrucción.

Ahora, recuperado y con fuerzas, Fernando quiere trabajar y lograr la estabilidad que fue a buscar a la Madre Patria, saldar la cuenta que supera los 4.000 euros, que podrá pagarla en forma fraccionada una vez que logre un empleo, y volver a Paraguay junto a sus dos pequeños hijos.

“Lo que más quiero es encontrar un trabajo seguro y estar uno o dos años más y volver para quedarme. Tengo un propósito como todos los que venimos aquí, que es vivir mejor, tener una casa y con qué sustentarnos. De Paraguay nunca me he quejado; trabajaba y vivía bien, pero era difícil salir adelante porque siempre era vivir con lo justo”, puntualizó.