24 abr. 2024

Paraguay busca espacio

Un proyecto que involucra a técnicos nacionales aspira a ubicar a Paraguay en la era espacial. La concreción del primer satélite paraguayo se está gestando en laboratorios en los que expertos compatriotas ponen a prueba sus capacidades creativas.

satélite

Getty Images

Por Carlos Darío Torres

El horizonte está a unos cuatro años de distancia. Ese es el plazo que los proyectistas del satélite paraguayo se han puesto como meta para tener listo el primer artefacto aeroespacial nacido en el país y para ponerlo en órbita. Paraguay busca ocupar el espacio que le corresponde.
La idea del satélite propio nació en 2015, cuando profesionales paraguayos del Centro de Innovación en Tecnología Energética (CITE), dependiente del Parque Tecnológico Itaipú (PTI), se pusieron en contacto con una empresa argentina de alta tecnología.
“Estábamos desarrollando un proyecto para sentar las bases de la política energética de Paraguay. Este trabajo lo realizamos con el Consejo Nacional de Energía Atómica de Argentina, Fundación Bariloche”, empieza a relatar Enrique Buzarquis, responsable técnico de la iniciativa.
Empieza el vuelo
Estando en Bariloche, con motivo del trabajo mencionado, el grupo visitó la sede de Investigación Aplicada Sociedad del Estado (Invap), una empresa que trabaja desde hace 40 años con todo lo relacionado al desarrollo tecnológico, como centrales nucleares, radares y, en los últimos años, misiones satelitales.
Por ejemplo, los satélites Arsat-1 y Arsat-2 fueron desarrollados allí. Los técnicos paraguayos se familiarizaron con varios emprendimientos y tuvieron especial interés en los proyectos satelitales.
Pero como en ese momento el objetivo de la misión era otro, los profesionales compatriotas optaron por “guardar dentro del cajón” las ideas que ahí surgieron. Ya llegaría el momento de desarrollarlas.
En el mundo hay más de una cincuentena de países que poseen satélites, de usos y propósitos diversos, y es Rusia, la principal heredera de la URSS, la que lleva la delantera en cantidad de aparatos en órbita. En Sudamérica (exceptuando las Guayanas), todos los países tienen al menos un satélite; Paraguay es el único que hasta el momento no posee ninguno.
El interés paraguayo en el espacio exterior se manifestó oficialmente en 2014, cuando a través de la ley n.º 5151 se creó la Agencia Espacial del Paraguay, entidad autárquica encargada de elaborar reglamentos relacionados con la actividad aeroespacial, además de un Programa Nacional Satelital, entre otros fines.
La oportunidad
En agosto del año pasado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) abrió un concurso para elegir proyectos que beneficien a la sociedad paraguaya en general, y financiarlos. “Se nos ocurrió participar con el PTI, asociado a Invap, y presentamos nuestro plan para desarrollar la primera misión satelital del Paraguay”, recuerda Buzarquis.
La presentación se hizo en octubre del año pasado; en julio último el Conacyt les comunicó a los técnicos de CITE que su proyecto fue uno de los adjudicados. A partir de entonces se sucedieron las reuniones con la entidad de apoyo. En este momento los proyectistas se encuentran aguardando que el consejo termine de evaluar todos los proyectos presentados, que son más de 400.
Después de esta instancia, en la segunda etapa, se prevé la firma del contrato entre el PTI y el Conacyt para el posterior desembolso del dinero para desarrollar el proyecto. El consejo aportará G. 898.000.000, mientras que la contrapartida será de unos G. 400.000.000, totalizando alrededor de G 1.300.000.000.
La duración de la parte inicial del proyecto es de 12 meses, a partir de la firma del contrato. En esta etapa el objetivo es realizar un estudio de factibilidad para el desarrollo de la primera misión satelital paraguaya. “Al cabo de este plazo, tenemos que saber a ciencia cierta cuál es el satélite que más le conviene a Paraguay”, afirma el técnico.
Determinar qué configuración debe tener el satélite que se va a construir es la tarea subsiguiente. Y no será fácil, adelanta Buzarquis. El aparato podría tener una finalidad meteorológica, de comunicaciones, de transmisión de imágenes, datos y otros.
“Como somos una fundación, lo que queremos es que se beneficie la sociedad. ¿Cómo? A través de la teleducación, la telemedicina. Se puede contar con un nuevo sistema de alerta temprana a partir de imágenes satelitales”, manifiesta el profesional.
Por ahora, Paraguay depende tecnológicamente de otros países, a cuyos satélites debemos recurrir para transmitir datos, como ocurre en el caso de la empresa de telefonía Copaco. Con un aparato propio, la estatal tendrá autonomía.
Además, siguiendo el caso citado por Buzarquis, como país vamos a acceder a informaciones que ya recibimos actualmente, por ejemplo, cuando se acerca un frente de tormenta, pero lo haremos sin depender de otras naciones.
“La idea que tenemos con Invap es sostener una serie de reuniones con todos los vinculados o interesados en explotar un satélite; y en base a las necesidades y al aporte que pueda hacer cada entidad, tendremos que ver cuál es la mejor opción”, asegura.
Asimismo, desde que nació la idea, el objetivo de los profesionales paraguayos es que el satélite sea manejado desde Paraguay y por compatriotas, algo que no ocurre con otros países de la región. Por caso, los bolivianos no manejan en su totalidad su satélite, sino que esa tarea la realizan los chinos, con quienes nuestros vecinos crearon el primer aparato.
“Con este proyecto buscamos crear un know how en Paraguay. Por eso nos asociamos con Invap y conformamos un equipo técnico que involucra docentes e investigadores de la Facultad Politécnica de la UNA. También nos acercamos a la Facultad de Ingeniería. La idea es formar un equipo de masa crítica”, añade Buzarquis.
Cuándo despega
Una vez definido el tipo de satélite a construir, empieza la siguiente etapa del proyecto, que consiste en determinar la factibilidad económica de lanzar un aparato al espacio. Ahí entra en juego desde dónde hacer el lanzamiento, y las opciones no son muchas.
“En el mundo existen tres lugares de donde se podrían lanzar cohetes. Uno es Kazajistán, otro Estados Unidos, y el restante, la Guayana Francesa”. Otros países como Reino Unido, Irán, Israel, China, Japón, Corea del Norte y la India también cuentan con plataformas.
Si bien el elemento común del lanzamiento de satélites es la forma del envío —la puesta en órbita— existen diferentes sistemas, pues cada diseño es específico, y por lo tanto es una elección que todavía no puede ser determinada.
El plazo para poner en órbita un aparato de origen paraguayo también depende del tipo elegido. Buzarquis menciona que “hay países que ya tienen experiencia, como Israel y China, capaces de poner en órbita en menos de seis meses los microsatélites, de menos de 80 kilos”. Ahora, si se trata de uno más complejo, con tecnología más avanzada, entonces se tardaría más en lanzarlo al espacio, entre cuatro y cinco años.
Pero no hay que apresurarse, recomienda el experto, y recalca que se deben separar los pasos. El primero es terminar el estudio de factibilidad técnica y económica, y recién ahí ver cuáles son las opciones que hay para construir y lanzar el satélite.
La inversión necesaria para el lanzamiento equivaldría a un 60 o un 80% del costo del satélite. A eso se le debe sumar el control del artefacto en tierra, cuyo costo está entre un 15 y un 20% de la inversión requerida.

Quién pone
y cuánto

Para conocer cuáles son las alternativas de financiamiento, Paraguay debe recurrir a los países con experiencia en la materia, pues ellos saben dónde buscar los fondos y la manera de aliarse estratégicamente con los interesados. Sería muy apresurado decir cuánto va a costar y quién va a pagar, advierte Buzarquis.
“Ahora mismo, Paraguay no posee satélite, pero tenemos guardado un pedazo de cielo que nos corresponde. Este es un tema que invita a soñar y uno puede pensar que tenemos que enviar un supersatélite. Pero tal vez ahora mismo no haga falta tener uno muy complejo”.
Como resalta el experto, a lo mejor lo que conviene para ganar el espacio que tenemos sobre Paraguay es enviar de una vez un buen satélite y tener así entre 15 y 20 años de autonomía aeroespacial, y que este sea el puntapié inicial. Que el cielo sea nuestro límite.

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Agencia paraguaya

Fotografía facilitada por la Agencia Europea Espacial (ESA) de una recreación del satélite científico europeo LISA Pathfinder. | Foto: EFE

Fotografía facilitada por la Agencia Europea Espacial (ESA) de una recreación del satélite científico europeo LISA Pathfinder. | Foto: EFE

La Agencia Espacial del Paraguay está conformada por una junta directiva integrada por un presidente y 12 miembros designados por las siguientes instituciones: Ministerio de Defensa Nacional; Ministerio de Relaciones Exteriores; Ministerio de Educación y Cultura; Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología; Facultad de Ingeniería de la UNA; Facultad Politécnica de la UNA; Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, a través del Instituto de Derecho Aeronáutico, Espacial, de la Aviación Comercial y de la Aviación General; Comisión Nacional de Telecomunicaciones; Comando de la Fuerza Aérea Paraguaya; Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac); Secretaría Nacional de Tecnología de la Información y Comunicación (Senatic) y Facultad de Ciencias y Tecnología de la UC.


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Objetivos

Las funciones de los satélites pueden ser:

● Científicas: por ejemplo, estudio del espacio, de la radiación, de los planetas, etcétera.
● Aplicadas: como la observación meteorológica, el espionaje militar, las telecomunicaciones, etcétera.

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Tecnología proletaria
El primer satélite artificial fue el Sputnik 1, puesto en órbita por la Unión Soviética el 4 de octubre de 1957. Tenía un tamaño similar al de una pelota de básquetbol y presentaba cuatro antenas. Emitió desde el espacio una serie de pitidos de diversa duración.

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En órbita
Un satélite artificial es cualquier vehículo destinado a girar en torno a un planeta. Llega al espacio mediante un cohete (misil, nave espacial, aeronave en general) o desde otro vehículo espacial.

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Alimentados a sol
Los satélites constan de dos partes básicas: la antena y la fuente de alimentación. La primera es la que envía y recibe información. La fuente de alimentación puede ser una batería o paneles solares, los cuales proveen energía a la máquina para seguir funcionando.

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Rápidos, muy rápidos
Una gran parte de los satélites que se mueven alrededor de la Tierra permanecen dentro de los primeros 800 kilómetros y se desplazan a velocidades de alrededor de 27.400 kilómetros por hora. Si no viajaran tan rápido, la gravedad los atraería de nuevo hacia abajo.