Mientras en el Senado se debatía el jueves en forma encendida la ley de paridad, un proyecto que puso en la misma vereda de lucha a legisladores de todos los partidos políticos, paralelamente operadores cartistas y dos senadores de Colorado Añetete negociaban los votos con algunos opositores para dar el acuerdo constitucional para la designación de Sandra Quiñónez como fiscala general del Estado.
La operación quirúrgica para definir el pleito del Ministerio Público se definió en una semana y tiene como protagonistas a los tres poderes del Estado que echaron a andar un plan vertiginoso con epílogo triunfal para el presidente Horacio Cartes, quien finalmente y en el momento menos esperado impuso a su candidata.
El lunes sorprendió que el Senado incluya en su primera sesión del año, prevista para el jueves, el pedido de acuerdo constitucional para Quiñónez. La luz amarilla se encendió en la oposición porque se sospechaba que Mario Abdo Benítez habría cedido en aras del “abrazo republicano”. Pero había que remover obstáculos: Colorado Añetete había accionado ante la Corte Suprema de Justicia cuestionando procedimientos en la modificación del reglamento interno y el proceso de conformación de la terna en el Consejo de la Magistratura, en aquellos calientes días cuando Lugo y Cartes pactaron para la enmienda constitucional.
Para cambiar su voto necesitaban que la Corte Suprema se pronuncie. Este fue el condicionamiento del candidato presidencial colorado cuando Cartes le aclaró: “Mi candidata es Sandra y no voy a cambiar, quiero saber si la vas a apoyar o no”.
Entonces se lanzó el operativo Astrea. El Palacio movió sus tentáculos y la Corte, casi un año después y con la celeridad de un rayo, dio trámite a las dos acciones de inconstitucionalidad. Esta historia hasta tiene un blooper. La Corte debía resolver primero la acción contra la conformación de la terna para allanar el camino, pero por problemas de comunicación rechazaron primero la acción contra el cambio del reglamento interno. Eso fue el martes. En una nueva comunicación le pidieron subsanar el error. Sin pudor alguno, al día siguiente emitió la decisión correcta y afín a los intereses del Gobierno.
Con estas resoluciones, la Corte Suprema, siempre atenta a los nuevos vientos políticos, no solamente respondía a un pedido de Cartes. Se alineaba también al nuevo eje de poder que representa Mario Abdo.
JAQUE MATE. El manejo del Poder Judicial y del Ministerio Público es el objetivo de todo político. Los recientes audios demuestran con claridad esta situación. Por ello explota una interna más profunda en el Senado cuando el jueves, apenas se aprueba en forma histórica la ley de paridad, se trata inmediatamente el acuerdo para Quiñónez, rompiendo un pacto entre colorados que postergaba el asunto hasta el lunes, a pedido de Añetete.
Pero en el cartismo se encendió la luz amarilla con algunos datos de sus aliados. El miércoles sonó con insistencia el teléfono rojo en Mburuvicha Róga. Eran algunos liberales alertando que no soportarían la presión interna y que no comprometían su voto si se postergaba el asunto. “Se define el jueves o nosotros ya no estaremos disponibles”, dijeron.
Enrique Baccheta y Cachito Salomón se abrieron de la bancada ex disidente y operaron con los cartistas para finiquitar el asunto porque veían alto riesgo si pasaba un día más. En carpas cartistas manejaban la información de que supuestamente Juan Carlos Galaverna, Hugo Velázquez y Carlos Galeano Perrone pretendían mantener el statu quo en la Fiscalía General y para ello era clave posponer hasta el lunes cuando ya no se tendrían los votos liberales y de otros opositores. “Atrasar al lunes es una trampa”, le dijeron a Cartes.
La mayoría del bloque de Añetete se retiró de la sala. Galaverna disparó contra los “traidores” de su bancada que permanecieron en la sala. Pero el cartismo y sus aliados lograron los votos suficientes para decidir ya mismo. Y así, en medio de la euforia tras la aprobación de la ley de paridad, en una operación jaque mate, Cartes impuso a su candidata; Baccheta le ganó la pulseada a Galaverna, y la oposición profundizó sus diferencias.
VISITA A LA CORTE. En medio de los reclamos, Blanca Ovelar y Galaverna denunciaron que “interesados” en el tema participaron de la sesión de la Corte Suprema. La senadora dio pistas, pero Galaverna le puso nombre: Juan Carlos López Moreira.
Efectivamente, la mano derecha de Cartes estuvo el martes en el Palacio Judicial y se reunió con el pleno de la máxima instancia judicial. Solo estuvo ausente Óscar Bajac, pero desde fuentes gubernamentales aclararon que la visita fue para hablar sobre los avances de la Comisión Interinstitucional para la lucha contra el terrorismo, narcotráfico y lavado de dinero que integran la presidencia, la Corte y otras instituciones. Rosa Scavone acompañó al poderoso jefe de gabinete. Casualmente, ese día la Corte se pronunció blanqueando la polémica sesión irregular del Senado y al día siguiente validó la terna.
CHEQUE EN BLANCO. Sandra Quiñónez ya está sentada en el sillón del Ministerio Público. Es la primera mujer en ocupar el cargo. Su proceso de designación estuvo plagado de cuestionamientos, irregularidades y atentados constitucionales, pero en contraposición hasta sus detractares destacan su valentía en la lucha contra el EPP. Su gestión dirá si aplica el mismo coraje y se atreve a combatir la vergonzosa corrupción interna y la grosera manipulación política del organismo. Hoy empieza a escribir el capítulo más importante de su vida. De ella depende decidir de qué lado de la historia jugará.
En tanto, Cartes festeja y Mario Abdo deberá resolver los resquemores que dejó este capítulo en su movimiento.
¿Hay quiebre o solo es una disputa cosmética para salvar la imagen del candidato?