Las cooperativas están presionando para evitar la vigencia de la ley que las obliga a gravar con el IVA los créditos otorgados, además de modificar el sistema de elección de sus autoridades. En los últimos días, sus movilizaciones generan caos en el tránsito capitalino como forma de llamar la atención y hacer escuchar sus reclamos.
Pero las críticas hacia estas entidades de gran valor social deben ir más allá de los perjuicios que diariamente ocasionan sus marchas y bloqueos de calles, para llegar hasta el punto central de la cuestión: la apertura hacia la transparencia; ese valor que garantiza la administración honesta y el cumplimiento del fin solidario que las creó.
Expertos consultados por la prensa coinciden en afirmar que la normativa legal del IVA efectivamente ayudará a formalizar la economía en general, fortaleciendo el control fiscal en torno a las transacciones que realizan las cooperativas y sus beneficiarios; algo muy positivo. Además, modificará un punto clave que es el mecanismo de elección, incorporando el sistema D’Hondt, que permitirá cierta renovación de autoridades, ya que otros sectores de socios entrarán a pugnar por cargos.
Muchas cooperativas importantes y de larga trayectoria, con miles de socios y que administran grandes volúmenes de dinero, están siendo manejadas desde hace años por pequeños grupos de directivos, muchos incluso familiares, cuyos integrantes simplemente van rotando en los distintos cargos y comisiones, y hasta en las instancias de control interno, impidiendo la saludable alternancia en el poder, facilitando desprolijidades de la dirigencia y creando suspicacias.
En un contexto en que la ciudadanía está harta del derroche y mal manejo del dinero ajeno, y ante tantos casos de malversaciones que salen a la luz, urge insistir en la necesidad de transparentar estas entidades, fortaleciendo nuevas instancias de control externo, y facilitando la auditoría de organismos ajenos al ambiente cooperativo, incluso del mismo Banco Central, que maneja altos parámetros de calidad.
Por otro lado, es necesario entender que la falta de participación y protagonismo de la mayoría de los socios en asambleas y otros espacios facilita la instalación de estas “roscas”, que a la postre replican viejos vicios de la politiquería sucia y destructiva. Las cooperativas son de gran ayuda para miles de personas, algo que debe motivar a la búsqueda permanente de mecanismos de transparencia y rendiciones de cuentas reales y no formales.