EFE
SÃO PAULO - BRASIL
La corrupción sin límites que revelan aún los testimonios de 77 ex directivos del grupo Odebrecht no solo benefició a cientos de políticos en Brasil, también a milicias, secuestradores y guerrilleros en el extranjero, según declaró a la Justicia el ex presidente de la compañía Marcelo Odebrecht.
El país asiste atónito día tras día a los detalles que se van conociendo de las más de 270 horas de declaraciones de los antiguos ejecutivos de Odebrecht, cuyo contenido se desgrana a cuentagotas y describe con una naturalidad pasmosa la corrupción institucionalizada que campó a sus anchas durante décadas.
para otros fines. Uno de los testimonios más explosivos es el del ex presidente de la compañía Marcelo Odebrecht, preso desde 2015 y condenado a 19 años y 4 meses de cárcel por los astronómicos desvíos destapados en la investigación de la trama en la petrolera estatal Petrobras. Además del casi centenar de políticos con foro privilegiado que están en la lista de sospechosos por recibir sobornos, incluidos ocho ministros del Gobierno, el dinero sucio de la corrupción también sirvió para otros fines oscuros.
De acuerdo con Marcelo Odebrecht, la partida destinada a sobornos y financiación ilegal de campañas a cambio de contratos de obra pública y leyes favorecedoras, también sirvió para el pago de milicias (grupos paramilitares) en las favelas de Río de Janeiro o para abonar rescates a secuestradores.
“Uno no entra en países con guerrilla y en las favelas de Río sin pagar a las milicias. Entonces, hay mucho dinero que corre, incluso uno paga el rescate de secuestros”, explicó Odebrecht.
El empresario recordó que participó “junto con el Gobierno brasileño e italiano” de una negociación para “traer el cuerpo de un ingeniero” de la compañía que “fue secuestrado en Iraq”.
“Nosotros dimos, si no recuerdo mal, unos cinco millones de dólares, que fueron pagados por fuera”, agregó.