Con los Buzarquis, todo se presta a confusión. Empezando porque son idénticos y comparten Salyn como segundo nombre. Y continuando porque ambos son conocidos políticos del mismo partido. Enrique, el ex senador y ministro, ahora quiere ser presidente del PLRA. Pero es tan difícil hacer campaña con tantos problemas...
Hace poco logró suspender su audiencia preliminar en el proceso que enfrenta por lesión de confianza y usurpación de funciones públicas. Es la sexta vez que consigue trabar dicha audiencia. Sus chicanas no le impiden declararse un perseguido por la Justicia.
También tiene líos con su aliado, el inefable Carlos Portillo, a quien proclamó como su compañero de fórmula. Parece que ahora lo está pensando mejor. Lo que todos ambicionan es conseguir los votos de Portillo, sin mostrarse mucho con él; pero eso es imposible. Enrique se anda percatando de que lo que puede ser una buena idea en los departamentos del Este, ahuyentará votos en el resto del país. Las declaraciones de Enrique sobre el tema son confusas. En cualquier caso, un cambio de opinión no le va a gustar a Portillo.
Antonio, el diputado, tampoco pasa por días tranquilos. El año pasado demandó por extorsión a una mujer que le reclamaba prestación alimentaria a un hijo que tenían en común. Consiguió que el correligionario, amigo y hoy suspendido juez de Villarrica, Jorge Garcete Argüello, aplicara medidas disparatadamente abusivas contra la mujer. Le impuso por ejemplo: “No cometer otro hecho punible”, con lo cual preopinaba sobre el caso que aún no había juzgado. Un tiempo después, Antonio se arrepintió, reconoció que “había pecado” y pidió perdón a medio mundo, aunque seguía asegurando que no era el padre del niño.
Se supo ahora que, al día siguiente, su correligionario, amigo y secretario, Luciano Acosta, concurrió a un Juzgado de Paz de Caaguazú, donde reconoció ser el padre de la criatura. A fin de año, sin embargo, fue el mismo Antonio quien se presentó a reconocer al bebé. Lo hizo ante la misma persona que antes lo había inscripto como hijo de su secretario: el correligionario, amigo y funcionario judicial Diego Costra. De modo que el niño que antes no tenía padres, ahora cuenta con dos. Las declaraciones de Antonio sobre el tema son confusas. ¿Por qué se metió en el culebrón el señor Luciano? No me pida respuestas a mí. Ya le dije que las historias de los Buzarquis suelen ser confusas.
Lo concreto es que ambos tuvieron una semana complicada que, para peor, tiene pronóstico desfavorable. Los gemelos pueden terminar distanciados. Es que se ha metido en el entuerto de Antonio su cuñada Fiorella, esposa de Enrique. Escribió en su Facebook que “ni aun siendo mi cuñado voy a pecar de cómplice con mi silencio. Repudio la falta de respeto a una esposa madre (...) y públicamente deslindo toda responsabilidad”. Una pelea entre ellos sería lo último que faltaría. Espero que no ocurra. Pero si ocurre, estoy seguro de que será una pelea muy confusa.