Eduardo Giménez, joven baleado por un ex convicto y vecino, cuyo ataque desembocó en un procedimiento fallido de agentes de la Comisaría 8ª Metropolitana, se debate entre la vida y la muerte. No hay muchas esperanzas de que el herido salga con vida, dijo su pareja.
El joven recibió un disparo en la frente –que le dañó gravemente el cerebro– y otro en el cuello, según contó su novia, Mirna Sotelo, quien también fue testigo del hecho.
“No hay muchas posibilidades de recuperación, de a poco se está yendo. Solo su corazón está trabajando”, contó con dolor Mirna, mientras se encontraba esperando el último reporte médico.
Según los especialistas, el herido tiene un traumatismo de cráneo muy grave y de momento no hay posibilidad de someterlo a cirugía, debido a su grave estado.
En caso de recuperarse sí podría ser intervenido, pero igual sería riesgoso, ya que prácticamente respira con los aparatos de terapia intensiva, indicaron los doctores.
RELATO. La mujer cuenta que iba a bordo de una moto, en compañía de Eduardo, en el barrio Republicano. El joven llevaba a su pareja a la peluquería el pasado viernes cuando apareció en el camino el autor del disparo que lo hirió, Diego Armando López Benítez, ex convicto con dos órdenes de captura. Según Mirna, el ex reo desafió a la víctima y luego le disparó, supuestamente, porque tenía un problema con Wilfrido, hermano de Eduardo.
Tras el ataque, Wilfrido Giménez fue a bordo de su biciclo en busca del autor del hecho, cuando el suboficial Hugo Sanguina y su camarada fueron para intervenir, por pedido de los vecinos.
En dicha zona, los policías divisaron al hermano de Eduardo a bordo de su motocicleta y luego de recibir mala información, Sanguina persiguió al joven y lo baleó en la espalda.
Luego se confirmó que la víctima del gatillo fácil, quien falleció, era allegado del primer atacado.
La fiscala Alicia Sapriza imputó al uniformado por homicidio culposo y solicitó medidas alternativas a la prisión, cuyo pedido fue otorgado por el juzgado de turno el pasado fin de semana.