Por Kiara Coronel / Audiovisual: Ylda Miskinich - Mathías Melgarejo
Esta es la vida de María Paz Vasconsellos Bacigalupo. Tiene 35 años y nació con una enfermedad conocida como Artrogriposis Múltiple Congénita. Esta patología puede comprometer las articulaciones de las extremidades superiores o inferiores. No es una enfermedad progresiva y no involucra compromiso intelectual. Esta enfermedad no es hereditaria, según Teletón de Chile.
Desde hace varios años trabaja en una empresa y sigue capacitándose profesionalmente para que sus metas se conviertan íntegramente en una realidad.
La alegría forma parte de su vida y su espíritu positivo muchas veces sorprende a quienes ven cómo sostiene una realidad que no cualquiera podría enfrentar con una sonrisa. Su optimismo nació en su propio seno familiar. Sus padres siempre la motivaron a apostar por una vida independiente pese a las barreras, las que María Paz aprendió a ver como desafíos.
Le gustan las fiestas, pasear con amigos, ir de compras o en ocasiones conocer algún lugar gastronómico en la capital del país. Sin embargo, tiene un problema: la mayoría de los locales en Asunción no son accesibles para quienes se desplazan en silla de ruedas, pese a una ordenanza que está vigente desde 1991.
El país no solo enfrenta una deficiencia en su servicio de salud pública, de educación o de viviendas, sino que, además, tiene un grave problema de infraestructura, un mal que afecta directamente a personas con discapacidad pues no pueden circular solas debido a la falta de rampas y los baches en plenas veredas también limitan su libre desplazamiento, sin olvidar que algunos conductores no colaboran al estacionar sus vehículos en los lugares reservados, precisamente, para dar accesibilidad.
Acompañamos a María Paz por veredas rotas, calles con baches y rampas mal hechas, que colaboraron en convertir unas pocas cuadras en una verdadera pista de obstáculos.
Las leyes para mejorar esta situación existen, pero no se cumplen, convirtiendo esto en una discriminación social y legislativa que no solo es una realidad en la vía pública, sino que se agudiza en los locales comerciales como bares, peluquerías o tiendas que se olvidan de la accesibilidad, omitiendo el hecho de que una persona en silla de ruedas podría visitar el sitio.
María Paz, ya entre risas, recordó las veces que llegó a lugares donde el acceso le era negado por falta de infraestructura. En algunos sitios, los guardias la alzaban con su silla “con la mejor buena onda”, como ella misma describió, pero el riesgo de que la dejaran caer accidentalmente siempre estuvo latente.
“Estamos a años luz de otros países del mundo en materia de inclusión social. Siempre mi obstáculo fue la infraestructura, hasta en el ámbito laboral. No siento discriminación, pero sí siento una especie de frustración por las limitaciones”, explicó María Paz.
El país necesita que el Gobierno, la ciudadanía y el sector privado trabajen en conjunto impulsando acciones para que las calles sean realmente inclusivas.
“Es necesario que el Estado ejecute las sanciones para quienes incumplen las normas, de lo contrario no avanzaremos como nación, nutriéndonos de puras letras muertas”, aseveró.
“Soy como vos”
A María Paz no le gusta cuando la llaman “especial” o le dicen que tiene “capacidades diferentes”, ya que a su criterio todas las personas son especiales y tienen capacidades únicas.
“La discapacidad no me hace menos persona”, apuntó.
Siendo consciente de su discapacidad, María Paz entiende –aunque lamenta– que cuando sus amigos la invitan a tomar un café o salir a comer algo, antes de responderles, necesita saber si los sitios son accesibles o si tienen alguna grada que la excluya.
Solo le pide al Gobierno que aplique las leyes y con ellas las multas y sanciones, para que en algún momento el Paraguay se convierta en un país habitable y disfrutable para todos por igual, dejando de lado la indiferencia, que es una discapacidad social.
Apunta, además, a que la misma sociedad ensaye la empatía y antes de tapar alguna rampa o abrir algún comercio sea capaz de pensar en que otros necesitan de esos accesos para vivir en medio de tanta desigualdad.