La mujer reveló fotos del momento en que militares barrían la escena con escobas y juntaban como si nada los restos humanos y del rodado, que quedó destrozado, luego del episodio misterioso que hasta ahora no tiene una explicación convincente y lógica.
“No juntaron elementos ni llevaron pruebas. No se hizo ningún análisis forense y mucho menos resguardaron la escena”, lamentó la hermana del explosivista al momento de mencionar que toda esa negligencia fue un despropósito para evitar que se descubra lo que realmente sucedió.
Su familia, al menos su padre, el general retirado Herminio Piñánez, asegura que a su hijo lo mataron. Cuestionaron duramente la intervención de Sandra Quiñónez, quien en ese tiempo fue designada como coadyuvante, pero que nada hizo junto con el fiscal antisecuestro, Joel Cazal, para esclarecer el episodio.
“Tampoco se hizo la autopsia para ver si estaban bajo efecto de algún sedante (no descartar que le sedaron o mataron antes) ni para su ADN, ni tipología de sangre”, denunció Gloria.
El militar retirado y su hija señalaron que creen más en la investigación que inició la comisión paralela en la Cámara de Senadores, liderada por el legislador Eduardo Petta.
Mencionaron que los elementos encontrados en ese momento iban a aportar mucho más de no ser contaminado por los propios uniformados, quienes violentaron la cadena de custodia y echaron a perder importantes piezas para la pesquisa. Sin embargo, añadieron que a pesar de otros elementos llamativos, igual no se avanzó. Esos elementos son la billetera del capitán que apareció intacta, al igual que su arma de fuego, rescatadas a metros de la escena.
Reclamaron que las autoridades ignoraran que el teléfono del militar que nunca apareció haya sido utilizado hasta cuatro días después del fatídico suceso. Hay extractos que no indagaron, lamentaron. En ese hecho también murió el suboficial del Ejército José Manuel González Ferreira al detonar el explosivo en circunstancias confusas.
