24 abr. 2024

Golpe al sedentarismo

Deporte atrapante si los hay, el squash requiere combinar dosis de habilidad, reflejos, y buen estado físico. En Paraguay, esta disciplina ya formó atletas capaces de darle medallas al país.

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Fotos: Fernando Franceschelli


“Todos, alguna vez, le pegamos a una pelota con una raqueta contra una pared”. La afirmación de Esteban Casarino, hoy presidente de la Asociación Paraguaya de Squash (APS), explica cuál es la simiente de una actividad más que centenaria, al mismo tiempo que revela el nacimiento de su pasión por el squash, deporte que lo tuvo como el mejor del país por más de dos décadas.
El squash llegó a Paraguay a comienzos de los años 80 del siglo pasado, de la mano de ciudadanos extranjeros que lo habían practicado en sus países de origen, y de paraguayos que lo conocieron —y jugaron— en sus viajes al exterior.
“Inicialmente hubo influencia de España y de otros extranjeros que lo habían jugado y querían seguir haciéndolo en Paraguay. El doctor Carlos Raúl Gutiérrez, primer presidente de la APS, descubrió el squash en Canadá; Nelson Ayala lo jugaba en Inglaterra; Eduardo Huergo había jugado en Argentina, y existían muchos extranjeros, de entidades bancarias y diplomáticas, que lo practicaban”, cuenta Casarino.
Las primeras canchas fueron las dos construidas en el Yacht y Golf Club Paraguayo. Más tarde se habilitaron otras: en el Club Internacional de Tenis (CIT), en la Casa Argentina, en la casa de la familia Ayala y en el pub Stranger’s Club. Esto ocurrió en el periodo que va desde 1981 hasta 1983. También en ese lapso, el Yacht construyó otras dos canchas, y el CIT, tres más.
“Después nos enteramos de que los ingleses ya habían construido una cancha en Puerto Casado, de la que no se tienen muchos datos, pero sabemos que ya existía entre los años 60 y 70. Conocí a gente paraguaya que jugaba, pero no hay muchos datos todavía, estamos investigando”, relata Casarino.
En la cárcel
Es en Inglaterra —lugar de origen de la mayoría de los deportes modernos— donde nace el squash. Pero al contrario de otras competencias deportivas, casi todas con génesis en la aristocracia —por aquello de que sus miembros tenían tiempo suficiente para dedicarlo al ocio, ya que no trabajaban—, el squash fue alumbrado en un lugar de reclusión, hecho ocurrido a finales del siglo XVIII.
La historia aceptada es que en la Fleet Prison, una cárcel para morosos, los reclusos empezaron a usar las paredes como frontón en un juego que consistía en pegarle a una pelota con una raqueta. Una de las versiones dice que lo que querían jugar en realidad los internos era tenis, pero como no tenían el espacio suficiente para construir una cancha, optaron por usar una superficie menor —la mitad, más o menos—, en la que el muro era el que devolvía la pelota.
Aquel deporte fue conocido como rackets —todavía se juega—, pero al trascender el muro de las cárceles (de la Fleet Prison pasó a otras penitenciarías) llegó a los colegios, donde sus practicantes comenzaron a introducir algunos cambios en las reglas. Una de estas variedades, la del colegio Harrow, fue la que terminó siendo reconocida como squash.
El deporte se extendió por algunos países europeos, como Rusia y Alemania, y por otros pertenecientes al Imperio Británico, como Singapur, Hong Kong y Pakistán. En 1904, en Estados Unidos, se funda la United States Squash Racquets Association y en 1928 se crea una entidad similar, la Squash Rackets Association, en el Reino Unido.
¿Y de dónde viene el nombre? En esto también hay que ingresar al terreno de las leyendas y las especulaciones. Aquí tenemos que volver al colegio Harrow, cuyos alumnos se percataron de que la pelota que usaban se aplastaba (squashed, en inglés) al pegar en el frontón y decidieron entonces llamar squash a su divertimento favorito.
El nombre también podría derivar de una de las acepciones de squashed, término utilizado para exprimir, pues la pelota se deformaba con los golpes como cuando se aprieta una naranja para sacarle el jugo. Historias, más que certezas.
Hacia arriba
Si bien el deporte llegó a Paraguay un poco tarde, a comienzos de los años 80, el crecimiento del squash fue constante a partir de entonces, pues hubo mucho roce internacional. La APS se fundó en 1984 y después ya se organizaron torneos continentales. De 1987 a 1991 se jugaron etapas del Circuito Mundial en el Yacht y Golf Club; y desde 2009 hasta la fecha, en el CIT.
Campeonatos sudamericanos se jugaron desde 1984 hasta 1991 alternativamente en el Yacht y en el CIT. Los campeonatos paraguayos se disputan desde 1984, cuando empezó un circuito de cinco o seis torneos nacionales al año. Actualmente se juega en la Casa Argentina, en el Yacht y Golf Club Paraguayo, en el Seminario (hay dos canchas), en el CIT y en el Centro Nacional de Squash, en la sede de la Secretaría Nacional de Deportes (SND).
La difusión de las actividades del squash a través de la prensa también “ha tenido sus ciclos”, afirma Casarino, quien agrega que a principios de los años 80 el deporte recibía mucha cobertura. “A mediados de la década de los 90 y hoy en día tiene de nuevo presencia, porque contamos con mucha participación internacional, jugadores junior sobre todo, que han sido los mejores del continente a nivel panamericano y sudamericano”, revela.
En la actualidad, el torneo nacional tiene cerca de 100 participantes y hay un universo de unos 350 jugadores. Y a pesar de que el número podría parecer reducido, el squash le ha otorgado medallas al país a nivel panamericano y sudamericano.
Quienes estén interesados en jugar squash, pueden hacerlo en las canchas abiertas, como las del Centro Nacional, de la Casa Argentina y del Seminario. En la página de la Asociación Paraguaya de Squash están dispoinibles los horarios y los precios de alquiler de las canchas. Además de los lugares citados, hay otros que son privados. Desde luego, los sitios públicos son los más baratos.
En cuanto a las raquetas, las hay desde 45 dólares, y las más onerosas pueden costar hasta 150 dólares. Si bien practicar este deporte tiene algún costo, se puede afirmar que es relativamente barato en comparación con otros que requieren el uso de herramientas de juego similares.
Sin competencia

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Más de uno podría pensar que el squash tiene que librar batallas contra otros deportes de raqueta o paleta en busca de la preferencia de los deportistas, pero Casarino aclara que en verdad no es así. “Son deportes paralelos que tienen otro tipo de público. Y antes que competir entre sí, se puede decir que se complementan”, explica el atleta.
Toda persona que practica deportes de raqueta puede meterse a divertirse en otro, aunque hay algunos que pueden parecer más atractivos. “Ser bueno en cualquier deporte competitivo es difícil, pero para divertirse, algunos son mejores que otros y el squash es uno de ellos”, asegura Casarino.
Quien quiera conocer algo más sobre el squash navegando en las páginas de internet, posiblemente encuentre artículos que mencionan que en esta actividad, las lesiones de codo y rodilla son frecuentes. Casarino dice que, teniendo cuidados mínimos, el índice de lesiones es muy bajo, porque se juega en canchas de pisos flotantes y los elementos de juego son livianos, tanto la pelota como la raqueta.
Para los que están dispuestos a tomar al squash como algo más que una diversión, conviene saber que un buen junior practica de tres a cuatro horas por día, en tanto que un profesional lo hace de cuatro a seis horas diarias.
Lo que viene
“Paraguay es uno de los hermanos menores en deportes, en general, pero en squash ya tuvimos podio a nivel sudamericano y panamericano y el desafío es mantenernos ahí, seguir aportando medallistas a nivel continental”, recalca Esteban.
Para la nueva camada de dirigentes, los desafíos son llevar el squash más allá de Asunción y seguir potenciando el deporte de alto nivel. “Son tres pilares: el recreativo, el de ayudar a los niños con menores posibilidades económicas, y el competitivo, que es el que nos lleva a tener buena representatividad y dejar en alto el nombre del país afuera”, agrega.
Casarino recomienda jugar squash “porque es divertido, se practica todo el tiempo, es compacto en tiempo y en espacio y se puede transformar en un modo de vida saludable”. Un deporte que se puede exprimir para beneficio propio.

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Campeón

El jugador paraguayo con mayores logros en squash es Esteban Casarino (foto), quien fue campeón sudamericano de menores de 14 años en 1989, vicecampeón sudamericano de menores de 16 años en 1991 y bicampeón sudamericano de menores de 19 y 23 años en 1993 y 1994, respectivamente. Actualmente es el único jugador profesional de squash de Paraguay. En el año 1996 obtuvo el puesto 91 en el ránking mundial. Realizó cursos de perfeccionamiento y entrenamiento en Londres, durante dos temporadas, con uno de los mejores entrenadores del mundo, el inglés Neil Harvey.
Casarino fue n.º 1 de Paraguay durante 22 años, desde los 16 años hasta los 37 y en los últimos Juegos Sudamericanos, en 2010, aportó dos medallas; también lo hizo en dobles, en un Panamericano, con Nicolás Caballero.

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Squash paraguayo: logros internacionales

• Clasificación para los Juegos Panamericanos de Mar del Plata (Argentina) 1995, Winnipeg (Canadá) 1999 y Santo Domingo (Rca. Dominicana) 2003.
• Guillermo Gross Brown fue n.º 6 de Sudamérica en 1985.
• Mario Domínguez ocupó el puesto 138 en el escalafón mundial en 1989.
• Nelson Ayala ocupó el puesto 151 en 1989.

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Reglas básicas

• El squash es un deporte de raqueta que se practica en interiores.
• Requiere dos jugadores (individuales) y una pelota de goma, que puede tener distintos grados de velocidad o rebote (esto se identifica en el color de la pelota).
• Los jugadores deben golpear la pelota con sus raquetas, haciéndola rebotar en la pared frontal de la cancha.
• La pelota puede rebotar en todas las paredes cuantas veces sea necesario y en cualquier orden, siempre que golpee en la pared frontal o frontis. Pero en el suelo solo puede rebotar una vez; a partir de la segunda, ya se considera un punto para el contrincante.
• La cancha mide 9,75 m de longitud por 6,40 de ancho.
• Se juega al mejor de tres o cinco games (juegos). Un jugador gana el game (juego) si llega a 11 puntos. Si el marcador está empatado a 10, el ganador será el primero en sacarle dos puntos de ventaja a su contrincante.