25 abr. 2024

Estamos cerca del Nobel

Por Luis Bareiro

Decía uno de los últimos premios Nobel de Física que es tal el nivel de competencia y de excelencia que alcanzó la ciencia, que cualquier nuevo avance en cualquiera de las áreas solo es posible con una buena dosis de creatividad y toneladas de trabajo. El hombre recordaba que había sacrificado mucho de su vida personal encerrado hasta 18 horas por día en su laboratorio durante las últimas tres décadas de su vida.

Cuando leí la nota tuve sentimientos contradictorios de pena y orgullo a la vez hacia esos hombres y mujeres que consagran su vida a la investigación. Luego me dije que eran en realidad esas personas las que forjaban la grandeza de un país. Hoy ya no es secreto para nadie que la diferencia entre el desarrollo y el subdesarrollo descansa en gran medida en la capacidad de generar conocimiento, y de aplicarlo. Innovación y tecnología son las claves del éxito.

Luego pasé a la fase típica de autocompasión por ser miembro de un país pobre que no tiene recursos para estimular la investigación. Me equivoqué. En eso y en todo. Lo supe cuando me llegó una planilla de pagos de la Universidad Nacional de Pilar.

Resulta que la Universidad de Pilar paga rubros de más de 9,2 millones de guaraníes a investigadores especializados; que es mucho más de lo que gana un profesor de cátedra, unos 1,2 millones de guaraníes, e incluso más de lo que recibe mensualmente el rector, unos 7,6 millones de guaraníes.

Quedé gratamente sorprendido, porque si una universidad del interior le da este trato a sus investigadores y este nivel de salario, debo suponer que pueden dedicarse de lleno a la investigación. Cuando me fijé en los detalles, sin embargo, mi sorpresa fue todavía mayor. Descubrí que el investigador era además el rector de la universidad, y que incluso le quedaba tiempo para tener a su cargo dos cátedras de profesor.

Este investigador superdotado se llama Víctor Ríos. Desconozco cuál es su área de investigación, pero debe ser brillante, ya que le alcanza el tiempo para administrar la universidad, dar clases y participar en el consejo superior universitario, donde cobra otros 900.000 guaraníes.

Mi nivel de sorpresa, empero, no había llegado aún al límite. Lo alcanzó cuando encontré al mismo Víctor Ríos ocupando un curul en Diputados. El hombre es un prodigio capaz de investigar, dar cátedra, participar en las sesiones legislativas, asistir a las reuniones de comisiones y administrar la universidad en Pilar, todo por la módica suma de 68 millones de guaraníes mensuales, que incluye unos 13 millones de bonificación por responsabilidad en el cargo de rector.

Otros diez más como el honorable diputado y el próximo Nobel es nuestro.
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