Hace unos días Última Hora publicaba la información con este título: “Inician el proceso para aplicar el billetaje”. Decía la nota que en breve se publicaría el catastro de los primeros 200 pasajeros –todos ellos estudiantes– que podrán utilizar las tarjetas para pagar el pasaje en tres líneas de transporte público, desde el mes de setiembre.
Después de dos años, se comenzará a aplicar la innovación de manera experimental con 200 personas y solamente en tres líneas de transporte, de las aproximadamente 50 que circulan por Asunción y área metropolitana.
La historia comenzó el 8 de julio de 2014, cuando el presidente Horacio Cartes promulgó la Ley 5230, que obligaba a las empresas de transporte a implementar el billetaje electrónico.
Entonces se había dado un plazo de dos años –a partir de la promulgación– para que las compañías metropolitanas iniciaran la migración al nuevo sistema de cobro: del pago con billetes al pago electrónico.
La legislación establece que el cobro electrónico del pasaje se hará a través de tarjetas magnéticas que deberán ser validadas por equipos electrónicos, similares a los que se usan para los partidos de fútbol. Las empresas deben facilitar los lugares para adquirirlas y recargarlas.
Además de renovar el método de pago, la creación de un sistema “espejo” le permitirá al Gobierno tener un control sobre el movimiento del sistema y las principales variables que fijan el precio del pasaje, como el número de frecuencias, pasajeros por ómnibus y kilometraje recorrido diariamente.
Con esta innovación también se logrará dar seguridad: el chofer ya no se encargará de manejar y cobrar; los pasajeros ya no portarán dinero y además las tarjetas no podrán ser entregadas a personas prófugas o con orden de captura, según había informado el Viceministerio de Transporte.
La modernización del sistema de transporte público no puede esperar más. No es posible que los empresarios del sector sean los únicos que reciban beneficios. Ya llegó la hora de que se respeten los derechos y la dignidad de los trabajadores del transporte y de los usuarios.
Es inaceptable que se tarden dos años para hacer realidad la aplicación de un sistema conocido en la región.
El Gobierno debe mostrar más firmeza a la hora de hacer cumplir los compromisos, sobre todo, aquellos que implican una clara mejoría en la calidad de vida de la ciudadanía.
El billetaje electrónico ya debería estar en funcionamiento en un 100%, si se toma con rigor lo que dice la Ley 5230, que advierte que podrá ser motivo de cancelación si no se aplica en el plazo.
El Paraguay se merece vivir realmente en el siglo XXI y nuestro sistema de transporte debe adecuarse a los tiempos que se viven.